Con un “¡Viva Fidel”, que le gritó de manera espontánea un transeúnte en una calle a Jenna Bush, una de las hijas del Presidente de Estados Unidos y criminal de guerra, George W. Bush, la que abandonó la ciudad del Cuzco para dirigirse a Lima, en Perú.
El “saludo”, en abierto rechazo a la política anti-cubana del mandatario norteamericano, no se tradujo en un incidente mayor al paso de la joven que, que es cuidada por un alto dispositivo de seguridad y que desarrolla una visita al país que la llevó hasta la ciudadela de Machu Picchu.
En su retorno a la capital peruana el martes, Jenna visitó un centro de salud materno infantil de Independencia donde se realizan trabajos para evitar la transmisión vertical (de madre gestante a feto) del virus del VIH.
La actividad es parte de su agenda a favor de la niñez en apoyo al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), mientras la OTAN y USA en Afganistán, y las fuerzas neofascistas que ocupan Iráq, tienen permanentemente entre sus víctimas precisamente niños.
Agencias LN AIP JPMM
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