martes, 19 de junio de 2007

CHILE...LOS PONTÍFICES DE LA LIBERTAD DE PRENSA

Alguien podría pensar que se trata de una repentina conversión. Pero sería una ingenuidad creer eso. Ellos no se han arrepentido de nada y volverían a hacer lo mismo sin mayor escrúpulo. Ni de palabra comulgan con el “nunca más”.

La derecha y “El Mercurio”, su alter ego, están tremendamente preocupados por la libertad de expresión, los derechos humanos y la democracia (en Venezuela). Les parece que ese país va en camino del totalitarismo y la dictadura, por el cierre del canal televisivo RCTV, al no renovarle Chávez la concesión de su señal de transmisión. Se diría que nada les preocupa más en este momento. En su aflicción tratan de presionar incluso a la Presidenta Michelle Bachelet para que reclame ante la OEA y se pronuncie con firmeza contra el atropello. Hay ánimo beligerante y nada les gustaría más que Chile entrara en conflicto con Venezuela y, por otros motivos, con Argentina, a cuyo Gobierno, presidido por Néstor Kirchner, detestan casi tanto como al venezolano.


Kirchner no es sumiso al Fondo Monetario Internacional, ni a George W. Bush, ni a los militares. O sea, es un peligro para el sistema de poder y de economía que garantiza los intereses de la derecha. Cualquier emergencia, aún la más crítica, será aprovechada para enemistarnos con el Gobierno argentino e incentivar el resquemor y la desconfianza. Ellos creen que así hacen patria y se envalentonan con palabras fuertes. Como los niños rabiosos. Pero lo que aquí nos interesa es el giro de la derecha. Porque por 16 años apoyaron aquí una dictadura que barrió con la democracia, la libertad de expresión y los derechos humanos y ahora aparece como defensora acérrima de estos principios en otro país. Uno se pregunta, ¿con qué cara? Tanta preocupación por la democracia venezolana y aquí en Chile estuvieron felices sin democracia y sin libertad de expresión. ¿Cómo se entiende esta incoherencia?


Alguien podría pensar que se trata de una repentina conversión. Pero sería una ingenuidad creer eso. Ellos no se han arrepentido de nada y volverían a hacer lo mismo sin mayor escrúpulo. Ni de palabra comulgan con el “nunca más”. El único derecho humano en que realmente creen es el de propiedad y con tal que éste quede a salvo se olvidan de los demás. Un führer, un caudillo católico como Franco o Pinochet les da seguridad a su propiedad y toda otra cosa pasa a ser secundaria. Su mentalidad política es anterior a la Revolución Francesa, a la cual aún ven sólo como una afrenta, y por tanto entienden los derechos humanos sólo para su propia clase y quienes le son funcionales pero no para los “humanoides”. Por eso estaban tan a gusto con la dictadura, que con esa palabrota interpretaba muy bien su sentir íntimo.


De igual modo conciben la libertad de expresión o de prensa como un sistema en que los medios de información están abrumadoramente concentrados (en más de 80% o 90%) en manos de grandes grupos económicos, como ocurre en casi todos los países latinoamericanos. Ésa es la gran arma de la derecha para mantener bajo su influencia a una parte de la población. Cualquier pieza que pierdan en este esquema es una tragedia para su poder. Mientras la libertad de prensa se cubra entre Edwards y Copesa, dos caras de la misma moneda, todo bien. Hasta podrán tolerar medios menores como muestra de pluralismo. Pero una real competencia (que incidiría también el avisaje) ya es otra cosa. Ahí la democracia peligraría y se nos vendría encima el totalitarismo.


Tenemos en Chile un caso emblemático, el del diario “Clarín” que alcanzó en su tiempo gran circulación. Fue confiscado por la dictadura y hasta hoy “El Mercurio” ha movido todas sus influencias para impedir la indemnización a su legítimo dueño, que la quiere para ponerlo de nuevo en movimiento. No le importa alguna indemnización si es para meterla en el bolsillo de alguien, pero no para que el diario vuelva a salir. Éste es el campeón de la libertad de prensa... en Venezuela. Los comentarios sobran.

Julio Silva Solar LN Agencias JPMM

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