martes, 12 de junio de 2007

LAS GRANDES POTENCIAS Y EL CONTROL DEL PETRÓLEO

La “era del crudo” promete una mayor conflictividad

Según un estudio difundido ayer por un instituto sueco, las zonas ricas en combustibles fósiles como Medio Oriente, África, Asia central, América del Sur y sureste asiático estarán expuestas a ser el escenario de luchas armadas en las próximas décadas.


Son las principales fuentes energéticas en el planeta. Mueven la industria, la petroquímica, la agricultura, el transporte y las ciudades. En síntesis, son el motor de la actual civilización. Pero el hecho de tanto el petróleo como el gas se hayan transformado en recursos tan imprescindibles como estratégicos los ha convertido también en una constante fuente de conflictos, al punto que han jalonado la gran mayoría de las luchas civiles, golpes de Estado y guerras del siglo XX y de lo que va del XXI.


El problema es que los combustibles fósiles prometen traer más conflictos a futuro a zonas que hasta ahora no enfrentan turbulencias bélicas o que padecen luchas armadas de “baja intensidad”. Esta preocupante proyección fue una de las principales conclusiones que consta en el informe anual sobre seguridad internacional del Instituto Internacional de Investigación para la Paz en Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés), publicado ayer.


“Aunque la mayoría de los Estados considera hoy en día que el estallido de un conflicto armado es una medida extrema, es probable que surjan conflictos internos debido a los recursos energéticos, en particular en África”, advierte el estudio del Sipri.


Las preocupaciones sobre las cuestiones de seguridad vinculadas a las necesidades energéticas no son nada nuevo. Provienen de distintos factores, como el crecimiento cada vez mayor de la demanda mundial, el alza de los precios del petróleo, la creciente dependencia de las importaciones y la perspectiva de penuria gasífera y petrolera.


Este último aspecto, configurado por el “peak oil” (techo petrolero), momento en que la producción mundial de crudo alcanzará su máximo histórico y comenzará a declinar por su escasez, es el que más quita el sueño a los expertos.


“En el momento en que se llegue al ‘peak oil’, que algunos dicen que será el año 2010 mientras que otros lo sitúan hacia el 2030, será imposible aumentar la producción para hacer frente a la siempre creciente demanda. Con la escasez de crudo, aumentarán los conflictos”, explica Ian Anthony, jefe del Proyecto de No Proliferación Armamentística del Sipri.


En este plano, las áreas con mayores reservas petroleras pasarán a ser zonas apetecidas por las petrocompañías y, claro está, por las potencias ávidas de combustible, que para quedarse con el “botín” podrían exacerbar diferentes tipos de conflictos, interétnicos, territoriales, religiosos y políticos.


“La importancia estratégica de las regiones ricas en reservas de petróleo y de gas, sin duda, aumentará. No sólo Medio Oriente, sino también África, Asia central, América del Sur y el sureste asiático serán potencialmente zonas de conflicto en las décadas venideras”, indicó el estudio del instituto sueco, que añade que los peligros se han vuelto más notorios a causa de otros factores, que abarcan desde el terrorismo a los fenómenos climáticos.


“Una cooperación internacional más amplia podría crear más confianza y reducir las tensiones entre los principales actores, mejorando así la seguridad futura en el abastecimiento de petróleo y de gas para todos”, recomienda el Sipri en su informe, que concluye que estas previsiones sólo se podrán modificar si se progresa en el desarrollo de fuentes energéticas alternativas.

Agencias LN JPMM

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