domingo, 25 de noviembre de 2012

OPINIÓN: EL AVANCE DEL IMPERIO HACIA EL MEDIO ORIENTE Y ÁFRICA CENTRAL


El 18 de abril de 1946 se creó, a instancia de los Estados Unidos, la Organización de las Naciones Unidas -ONU-, presuntamente para que los Estados miembros solucionaran sus desacuerdos mediante la “diplomacia”. 

Pero el análisis desapasionado de su creación permite inferir su inspiración de carácter agresivo, sus representantes se comprometieron emplear recursos en la guerra contra el eje - Roma-Berlín-Tokio -, cuando ya este pacto “ni siquiera” existía. 

Antes de la invasión de los Estados Unidos y la OTAN, Kosovo era un territorio internacionalmente desconocido. Pero debe entenderse que dentro del esquema de la economía capitalista, se está configurando un proceso de globalización de la política, que facilita entender la guerra desatada en la ex Federación de Repúblicas Socialista Yugoslavas. 

La península balcánica es una franja continental que permite máxima aproximación entre Europa, Asia y África; entre el Mediterráneo, el Mar Negro y el Pérsico. Zonas que representan recursos naturales y energéticos. En Kosovo, la actitud permisible de la ONU permitió a la OTAN, superar los daños causados por la ocupación de la Alemania nazi entre fines de 1941 y mediados de 1944. 

El capítulo VII del tratado de Rambouillet tiene un apéndice B, cuyo artículo 8 dice: "El personal de la OTAN – 28.000 soldados -, con sus vehículos, navíos, aviones y equipamiento, podrá desplazarse, libremente y sin condiciones, por todo el territorio de Yugoslavia, tener acceso a su espacio aéreo y a sus aguas territoriales, al libre uso de las redes de comunicación, la televisión y el derecho a utilizar el campo electromagnético en su conjunto. 

La OTAN no estará obligada a pagar tasas, ni impuesto alguno de control aduanero, ni podrá ser sometida a ningún poder judicial”. De esta manera se pretendió establecer su protectorado y reducir a las Repúblicas Federales Socialistas de Yugoslavia-RFY a un Estado colonial del siglo XIX. Hace poco la OTAN planeó la invasión a Libia tomando como modelo las zonas de exclusión de vuelos establecidas sobre los Balcanes en la década de 1990, en cuyos bombardeos utilizó dispositivos de reacciones nucleares. 

La escalada más grande, después de la segunda guerra mundial, ha sido la guerra de Vietnam, donde los terroristas de los Estados Unidos causaron un genocidio de 5.8 millones de vietnamitas, superando el holocausto que los mismos Estados Unidos sin prueba documentada, atribuyeron a Hitler en un juicio amañado, donde ejercieron de juez y parte. 

Y, como en Hiroshima, condenaron su generación futura a malformaciones genéticas, como lo están haciendo con el pueblo irakí. Durante la invasión de Irak, Estados Unidos empleó misiles dotados de ojivas nucleares- Depleted Uranium – DU -, y de impulsos electromagnéticos de tecnología secreta. 

Los terroristas que regresaron con trastornos psicológicos se enamoraron y se casaron, pero sus hijos están naciendo con mutaciones en su material genético. Los terroristas estadounidenses y su OTAN, alarmados por el surgimiento de olas revolucionarias desencadenadas en Medio Oriente, donde se genera la mayor producción de petróleo, aprovecharon el conflicto interno surgido en Libia para promover la invasión militar utilizando cargas radiactivas apoyadas por la ONU, y por la colosal campaña de mentiras masivas de las transnacionales de la información.

 La aprobación de la ONU de este nuevo concepto estratégico está permitiendo a los Estados Unidos dar golpes de Estado en Medio Oriente. La OTAN no es una organización pacífica. Se creó en 1949 para defender el capitalismo y el colonialismo después del reparto de todos los países, a los que presuntamente pretendieron proteger del “expansionismo” alemán. 

Y para defenderse de una hipotética agresión del “expansionismo” Soviético o de lo que fue después el pacto de Varsovia. Si la OTAN no contemplara perspectivas hegemónicas y agresivas en contra de otros países para apoderarse de sus recursos desde la desaparición de la Unión Soviética tendría que haber desaparecido.

 Detrás de esos “Derechos Humanitarios” que alegan la ONU y los Estados Unidos, se esconde la intención imperialista de derrocar gobiernos progresistas a través de su brazo armado-OTAN-; apropiarse de todos los recursos energéticos y minerales. 

El imperio necesita esa área estratégica hacia Rusia y China, para consolidar su preponderancia hegemónica a través de su industria militar, inventando guerras e imponiendo posteriormente la reconstrucción del país devastado por él. Para finalmente condicionar los procesos autónomos y la soberanía de los países. Sus planes buscan a corto plazo derrocar los gobiernos de Irán y Siria, garantizar su control sobre el Golfo pérsico, el Índico y la cuenca del Pacífico. 

En esta zona de Oriente Medio y África se encuentra más del 66% de los recursos petroleros y gasíferos del mundo. Para los Estados Unidos es claro que el único territorio que sostendrá la producción de petróleo para este siglo será Medio Oriente y la República Bolivariana de Venezuela. 

El “Derecho Humanitario” que ahora alega para invadir Irán y Siria sería catastrófico, la intervención de Rusia y China desencadenaría un conflicto global. Rusia entraría aliada con la República Popular China a jugar un rol diferente a la diplomacia preventiva, para evitar que la presunta caída de Irán permita a la OTAN avanzar en la geopolarización del control militar, político y económico en Medio Oriente y en África Central. Y en turno, la República Bolivariana de Venezuela.

Por Ramón Alcides Ávida Peralta

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