lunes, 8 de octubre de 2007

CHILE...LIBROS: "PINOCHET: EL GRAN COMISIONISTA"

“Nietos de corta de edad aparecen comprando vehículos a un precio que da risa”, comentó el periodista, quien además revela la afición del fallecido general por la compraventa de automóviles.

Como la mayor de las coincidencias, el mismo día en que el clan Pinochet caía detenido por orden del juez investigador del Caso Riggs, en horas de la tarde salían de imprenta los primeros ejemplares del libro “Pinochet: El gran comisionista”.

Se trata de una investigación de casi dos años y medio del periodista, Benedicto Castillo, que a partir de la escandalosa aparición de cuentas secretas en Estados Unidos de Augusto Pinochet, aborda en detalle los líos financieros y judiciales que marcaron los últimos años del extinto comandante en jefe del Ejército.

“Al juez Carlos Cerda le quedan un montón de cosas por hacer”, comentó el autor, en entrevista con Terra.cl, recordando que lo vivido esta semana se produjo después de más de un año de suspensión del proceso, a raíz de las recusaciones presentadas por la defensa de los Pinochet en contra del magistrado, quien ahora deberá retomar otras aristas del caso como la evasión tributaria en que habría incurrido el entorno pinochetista.

En este sentido, Castillo reconoce que los procesos por malversación de fondos públicos podrían ser revocados, ya que los familiares de Pinochet no cumplían el rol de funcionarios públicos –como esgrima la defensa del clan-, pero al mismo tiempo, advierte que Cerda podría iniciar nuevas investigaciones por el delito de estafa al Fisco.

“Es una arista que está perfectamente cuadrada en el proceso, donde figuran todos los miembros de la familia Pinochet y no me refiero sólo a los hijos, sino que además a los nietos, yernos y nueras, todos los cuales son usados para hacer lavado de dinero en Chile”, afirmó el periodista.

“La figura del lavado de dinero consiste en que cuando tú tienes plata mal habida y la quieres introducir en el mercado de un país determinado, lo haces comprando cualquier cosa y al precio que sea. Esta gente acostumbraba comprar propiedades y eran grandes compradores de vehículos. Nietos de corta de edad de Pinochet, aparecen comprando vehículos a un precio que da risa, pero la idea era meter esa plata en el mercado y luego vender”, agrega el investigador, cuyo libro pretendía ser lanzado el próximo 28 de octubre en la Feria del Libro de Santiago, pero que dado los últimos acontecimientos podría aparecer en el mercado antes.

Sobre el nombre que le da título a su obra, Castillo explicó que nace del espíritu de “gran comerciante” que poseía el jefe del Ejército, el que para el autor era “generoso” para repartir los beneficios económicos que obtuvo desde su posición de máxima autoridad, aunque siempre obteniendo alguna ganancia.

“Todas estas platas él las utilizaba en gastos personales, para trasladarlas a su cuenta, para pasarle plata a elementos del Ejército o a familiares de segunda y tercera línea, y en todas estas pasadas, él agarraba su comisión. Era generoso, no se la llevaba toda para la casa, sino que la compartía, aunque siempre fue un gran comerciante. De hecho, cuando hacen la separación de bienes, estando él preso en 1998 en Londres, se transfiere las propiedades y todos los bienes que habían comprado en todas las empresas offshore, comprando a un precio y vendiendo a otro, entonces siempre se iba dejando una comisión”, detalló.

Una práctica que según el autor del libro, el fallecido general cultivó durante su vida: “Cuando Pinochet era teniente coronel y estaba como jefe de la Sexta División de Ejército en Iquique, él compraba y vendía whisky; cuando era jefe de la Segunda División en Santiago, compraba y vendía vehículos usados, y cuando hizo toda esta operación de apoderarse de gastos reservados de la ‘Casa Militar’, o sea de La Moneda, y de la Comandancia en Jefe, él usaba esas platas, pero agarrando sus comisiones”.

LOS AUTOMÓVILES Y EL TRÁFICO DE DROGAS

Los automóviles son un objeto que se repite en la historia de Augusto Pinochet, no sólo en los años donde “no se movía una hoja sin que él lo supiera”, sino que también en épocas pasadas.

Benedicto Castillo indagó también en sus antecedentes académicos y su personalidad, entrevistando a fuentes abiertas y cerradas, que dibujaron al uniformado como un hombre empeñoso que siempre se las arregló para mantener viva su afición por la compraventa de vehículos, solicitando dinero incluso a la comandancia de la Segunda División de Ejército para tales fines.

“Entrevisté a un sargento en retiro, que me cuenta que fue destinado al teléfono por su superior, el entonces coronel Pinochet, para que atendiera las llamadas que podía recibir, ya que Pinochet había puesto avisos en los diarios comprando y vendiendo vehículos”, comentó el periodista, que además destaca una arista judicial en ciernes, respecto a los negocios del ex mandatario, y sobre la cual estima que no se ha investigado apropiadamente.

Se trata de la denuncia de que Pinochet se enriqueció a través del tráfico de drogas, que hiciera el general (r) Manuel Contreras ante el ministro en visita, Claudio Pavez, quien investiga el asesinato del coronel Gerardo Huber, que además tendría relación con el asesinato del químico de la DINA, Eugenio Berríos.

“Desgraciadamente, esa área fue mal investigada por la Brigada de Narcóticos, que hizo un papelón histórico, porque nunca se atrevieron a ir más allá (...) Hay antecedentes que entrega la DEA (organismo antidrogas de Estados Unidos) y después personal del Complejo Químico Industrial del Ejército, donde se vendían productos químicos conocidos como precursores para fabricar clorhidrato de cocaína”, sostuvo Castillo.

Según los antecedentes recabados por el escritor, Manuel Contreras aseguró que Pinochet instaló en ese lugar a su hijo Marco Antonio como encargado de supervisar que Eugenio Berríos dirigiera la fabricación de la llamada “coca rusa”, similar al clorhidrato de cocaína, pero con otros aditivos para evitar que sea detectada por perros y sensores.

Castillo explica que en el testimonio del ex director de la DINA consta que el hijo menor de Pinochet, junto a un socio, salían a vender la droga a traficantes europeos y que incluso, el mayor (r), Carlos Alberto Herrera Jiménez, que cumple cadena perpetua por la muerte de Tucapel Jiménez, confirmó en una declaración la fabricaba de la sustancia en Chile. “Esas graves acusaciones deben ser aclaradas”, concluyó el periodista.


Agencias TA JPMM
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