martes, 11 de marzo de 2008

VENEZUELA...JOSÉ VICENTE RANGEL Y LOS MELLIZOS DEL TERROR

I Sólo se explica lo que hace el gobierno de Uribe por el apoyo que tiene de EE.UU. El Presidente colombiano está envalentonado y, por tanto, peligroso.

Bush le brindó amplio apoyo a la insólita agresión consumada por sus Fuerzas Armadas contra Ecuador. Nada, por ahora, hará cambiar su posición. Al contrario, la extremará. Está consciente de su condición de "satélite privilegiado" de EE.UU. y de que puede sacarle partido a la provocación; que cuenta con recursos suficientes, proporcionados por la gran potencia.

Todo ello porque el gobierno de Uribe asumió plenamente los fundamentos de la doctrina "bushista" sobre la guerra al terrorismo y su correlato, la acción preventiva, la misma que condujo a la invasión de Afganistán e Iraq. Esta doctrina ignora límites geográficos, políticos y morales y subvierte el orden mundial. Para ella la acción contra el terrorismo, que es de su exclusiva interpretación, justifica todo: la invasión de países, el desprecio a principios rectores del Derecho Internacional y la aplicación de métodos violatorios de los derechos humanos, como la tortura.

II
La operación militar que ordenó Uribe y que provocó la muerte de 23 personas, entre ellas Raúl Reyes, fue planificada en detalle. No fue una incursión cualquiera en el territorio de un país vecino. Fue una operación típica de la concepción de seguridad que maneja el Gobierno norteamericano en detrimento de la soberanía nacional y la no intervención.

Fue una operación preparada y coordinada por los organismos militares, de seguridad e inteligencia de los gobiernos de EE.UU. y Colombia. En ella participaron los efectivos norteamericanos instalados en las bases de Manta (Ecuador) y Tres Esquinas (Colombia) como asesores de las Fuerzas Armadas colombianas. La ubicación del campamento provisional de las Farc se realizó mediante los sofisticados equipos que manejan los asesores norteamericanos. La acción, al mismo tiempo, tenía una clara finalidad: golpear la búsqueda de un acuerdo humanitario como paso inicial para el diálogo de paz.

El asesinato de Raúl Reyes representa no sólo la baja de un "subversivo", sino la eliminación de alguien que tenía a su cargo contactos y relaciones para facilitar acuerdos y posibilitar la liberación de rehenes. Era interlocutor de los gobiernos de Francia, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Argentina, Nicaragua, de los europeos y de factores políticos y sociales de la propia Colombia. Para la política guerrerista Bush-Uribe, Reyes era el blanco apropiado. La planificación y ejecución del acto criminal fue impecable. Hay que reconocerlo. Pero el repudio mundial que desató y el desarrollo posterior de los acontecimientos indica que la mentira no prosperó y que la justificación de los hechos se revirtió negativamente contra Uribe y sus siniestros acompañantes.

Los autores de la orden de asesinar a Raúl Reyes y a otras 22 personas piensan que si los colombianos tienen décadas matándose, poco importa pasar otras tantas en el mismo oficio. La fiesta que puso el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, con el Alto Mando, al anunciar la proeza militar, indica que si bien los terroristas en Colombia están en todas partes, lo más grave es que estén enquistados en el gobierno. Las fotografías del cadáver destrozado del guerrillero impactan, pero las de los militares y el ministro celebrando la muerte de un compatriota, dan asco...

Hay una relación negocios-familia entre el jefe de la Policía Nacional de Colombia, general Oscar Naranjo, y Willber Varela (alias Jabón), ex jefe del cartel del Valle (Colombia), muerto en Mérida. El pasado 10 de febrero denuncié la relación.

Lo recuerdo para que no se diga que se trata de una respuesta al general por su acusación contra Correa y Chávez después del asesinato de Reyes...

Mahmud Abas, presidente de la Autoridad Palestina, calificó la represión de Israel en Gaza de "nuevo holocausto"...

Interesante la posición de Julio Borges en su columna de este diario: "Pienso que Primero Justicia ha cometido el error en la historia reciente de caer en la trampa de una idea falsa de lo que espera el país como unidad y, por tanto, nos hemos visto retratados con los partidos y dirigentes que siempre hemos criticado...".

Grotesco que jefes de Estado sean acusados con materiales forjados en computadores chimbas por un narco-general, y que se intente una demanda temeraria contra Chávez ante la Corte Penal Internacional por un gobierno que cuestiona ese tribunal y mantiene una salvedad de no aplicación hasta el año 2009. Por cierto,

El Tiempo (Bogotá) advierte que este paso puede provocar "contrademandas peligrosas".

¿La razón? Porque ya Uribe está confeso -asumió la responsabilidad de la masacre en Ecuador- por delitos de lesa humanidad...

La excelente periodista mexicana Aristegui denunció en su programa que el Gobierno mexicano, a través de unos videos, anuncia el proceso de "apertura petrolera" para privatizar la industria. El Gobierno se apresuró a desmentir a la comunicadora, pero poco después el video fue repetido bajo su patrocinio. Seguro que Luis Giusti está asesorando al Gobierno de México. Que se cuiden los mexicanos del personaje y de dar ese paso funesto. ¡Pregúntenle a los venezolanos!

Por cierto, la campaña concebida por los gobiernos de EE.UU. y Colombia para presentar a Venezuela como país complaciente con el narcotráfico se acentúa. Los medios de comunicación norteamericanos y colombianos (también algunos venezolanos), así como voceros de ambos gobiernos, no pierden oportunidad para difundir la especie. Pero el planteamiento constituye una vulgar patraña.

Se trata de acusaciones que no aguantan confrontación. Venezuela, durante la gestión de Chávez, ha golpeado como nunca el narcotráfico. Ha incautado volúmenes impresionantes de droga, confiscado propiedades de prominentes narcos y extraditado, tanto a Colombia como a EE.UU., a capos del negocio que operaban en territorio nacional antes del actual gobierno. Organismos internacionales de lucha contra el narcotráfico, agencias antidrogas de naciones como España, Italia, Inglaterra, Holanda, Francia, reconocen la acción venezolana en la materia: su eficacia.


Sin embargo, la campaña sigue adelante. Pero llamo la atención sobre un dato que delata la maniobra contra Venezuela. El Departamento de Estado en su "reporte anual de control del narcotráfico", soporte de la sesgada certificación que Washington presenta todos los años, revela que de Colombia sale 90% de la cocaína que llega a territorio norteamericano. Sin embargo, en el informe se felicita, cínicamente, al Gobierno colombiano. La intención política de la campaña salta a la vista porque a la luz del informe las naciones que motorizan la campaña contra Venezuela resultan ser, una, Colombia, el mayor productor de droga, y otra, EE.UU., el mayor consumidor. ¿No es esta una demostración de la complicidad de esas dos naciones con el narcotráfico y de la impunidad que impera en ellas? ¡Al ladrón!, ¡al ladrón!, grita el ladrón.


Agencias R AIP JPMM

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