domingo, 6 de octubre de 2019

PORTUGUESES ELIGEN NUEVO GOBIERNO

Este domingo se celebrarán las elecciones nacionales en Portugal y todo indica de acuerdo a los sondeos que el Partido Socialista (PS) del primer ministro António Costa será la formación más votada, buscando la mayoría parlamentaria para seguir controlando el gobierno, con el apoyo del resto de la izquierda desde el Congreso. 

 Antonio Costa en cierre de campaña  F/epe

La izquierda parlamentaria ha apoyado a Costa en el poder desde 2015, ahora nadie duda que los diputados del Bloque de Izquierda (BI), el Partido Comunista Portugués (PCP) y el Partido de las Personas, los Animales y la Naturaleza (PAN) continúen apoyando la investidura de un segundo Ejecutivo del actual primer ministro. 

Mientras Costa se prepara para celebrar su continuidad en Palacete de São Bento, en las filas de la derecha lusa los pronósticos electorales sólo inspiran miedo, ya que auguran la derrota histórica del Partido Social Demócrata (PSD) de Rui Rio y el Centro Democrático Social (CDS) de Asunção Cristas. En el peor de los escenarios, ambas formaciones podrían perder una treintena de diputados y quedarse con el control de apenas 86 de los 230 escaños de la Asamblea da República, que quedaría firmemente en manos de la izquierda portuguesa. 

 Una oposición descarriada 

El descalabro de la derecha lusa es un drama a cámara lenta que se vive desde las últimas elecciones legislativas, en las que la coalición conservadora compuesta por el PSD y CDS fue la más votada, pero se quedó a ocho escaños de la mayoría absoluta. La insólita alianza de la izquierda portuguesa resultó en la investidura del Ejecutivo minoritario de Costa. Los conservadores pronosticaron que el Gobierno colapsaría en cuestión de meses, pero finalmente ha resultado ser sorprendentemente estable y, cuatro años después, puede presumir de la exitosa recuperación de la economía portuguesa. 

Esa realidad ha dejado a la derecha sin narrativa capaz de contrarrestar el triunfalismo de Costa y su alianza de la izquierda. "Los conservadores están en shock, y tal vez lleven así desde 2015, pues no parecen haber superado el trauma que supuso la pérdida de un Gobierno que pensaban que le pertenecía", afirma Luís Rosa, cronista político del diario Observador. "Ni el PSD, ni el CDS han conseguido oponer a Costa de manera efectiva". Rosa señala que los conservadores tardaron en darse cuenta que los socialistas -quienes habían prometido "pasar página a la austeridad"-habían adoptado políticas económicas graduales que se han convertidos en muy exitosas. 

"Los conservadores pronosticaron que la izquierda provocaría una nueva crisis económica, pero el Ejecutivo terminó por apostar por una política económica más bien gradual. Con el fin de recuperar la confianza de las instituciones financieras hizo del rigor fiscal su bandera y se centró en la reducción del déficit y el equilibrio de las cuentas públicas". "Aunque aprobó medida de carácter social. Las políticas económicas resultaron ser un éxito y fueron aplaudidas por Bruselas, situación que dejó a la derecha lusa sin su principal línea de ataque: la de la supuesta irresponsabilidad fiscal de los socialistas".  

Falta de rumbo 

Durante esta legislatura guerras internas y crisis de identidad han desgastado a los socialdemócratas y conservadores. Desde su elección al liderazgo del PSD en 2018, Rio ha sido atacado por tener una posición excesivamente conciliatoria con los socialistas, y por estar abierto a cerrar pactos formales con Costa. Entretanto, la radicalización de las juventudes del CDS -quienes recientemente lanzaron una campaña sorprendentemente agresiva en contra de una ley que ampliaría los derechos de los transexuales lusos- ha suscitado dudas sobre la orientación ideológica del partido de Cristas. 

 "El CDS no tiene claro lo que quiere, mientras que le PSD de Rio se presenta como una especie de Partido Socialista B o neoliberal", concluye Rosa. "Ese desorden ha quemado a muchos militantes, quienes ahora contemplan dar su voto a nuevas formaciones como Aliança [del ex primer ministro socialdemócrata Pedro Santana Lopes] o Iniciativa Liberal". El politólogo y jurista Nuno Garoupa considera que el peligro mayor para la derecha es la abstención de sus votantes históricos. 

"La derecha está pagando por sus crisis internas actuales, pero también por la nefasta austeridad de la época de la Troika, y por no haber aprovechado su tiempo en el poder para realizar reformas estructurales, como el fortalecimiento del sistema judiciario en la lucha contra la corrupción". "Sus votantes desilusionados se quedaron en casa en 2015 -cuando la derecha perdió 700.000 votantes-, y parece que la historia se repetirá este año. 

Se dice que no hay traspaso de votos a los socialistas, quienes mantienen un apoyo electoral estable. "El día que la derecha se recomponga, apueste por líderes nuevos y presente un programa con propuestas semi reformistas, ganará. Hasta entonces, la izquierda puede hacer lo que quiera: los conservadores no están y no se les espera". 

Agencias  Prensa  PM  RMP  PI  EME  EPE  MP  AIP

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