“Todos los países pueden comprar en Brasil, no comprar Brasil”, adujo el mandatario y luego mencionó una reunión que tuvo el mismo día en su domicilio de Río de Janeiro con el embajador del gigante asiático, Li Jinzhang, y dijo que le ha explicado que su futuro Gobierno no tiene ningún plan para alejarse de China al acercarse más a EE.UU., tal y como difundieron los medios “de mala fe” durante su campaña electoral.
“No tenemos ningún problema ni con China ni con cualquier otro país. El comercio con China puede ser ampliado”, apostilló, insistiendo en que ni Brasilia ni Pekín quieren dejar sus cooperaciones bilaterales. Sus afirmaciones se producen casi una semana después de que el diario estatal China Daily advirtiera de que la llegada del “Trump tropical” —quizá por sus comentarios ofensivos sobre mujeres y minorías— a la Presidencia del gigante suramericano y su promesa de cambios radicales podrían afectar las relaciones China-Brasil.
Desde 2009, China se ha convertido en el mayor socio comercial de Brasil. Durante el año pasado, el país suramericano ha exportado 47 490 millones de dólares a China, de la que ha importado 27 320 millones de dólares. Bolsonaro, que asumirá oficialmente el poder el 1 de enero, fue elegido el pasado octubre como el presidente de Brasil con el 55,15 % de los votos, frente al 44,85 % votos de su rival, el candidato izquierdista del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad.
Lo cierto, es que si Bolsonaro por orden de Trump, decide endurecer sus relaciones comerciales con China, en el ámbito económico comercial, el mayor perjudicado será Brasil y en especial el sector agropecuario y minero (soya-hierro), lo que pondría en jaque a la ya deteriorada económia brasileña, pues ya otros países de la región, están a la espera de que esto pueda ocurrir y así ofrecer sus productos a China.
Agencias Prensa PM RMP PI EAB HSPTV MP/AIP
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