lunes, 3 de noviembre de 2014

LAS SINRAZONES IMPERIALES DE EE.UU.

Razones y sinrazones en balanza peligrosa A las sinrazones imperiales de Estados Unidos, responden, cada vez con mayor do­sis de sensatez y principios, las razones de países como Rusia y China


No solo el cambio climático está calentando el planeta Tierra. Tal apreciación se percibe cuando analizamos la subida de nivel de las tensiones provocadas por la política de doble rasero norteamericana, y la respuesta de principios que, sin estridencia, está ofreciendo Rusia en el contexto internacional. A las sinrazones imperiales de Estados Unidos, responden, cada vez con mayor do­sis de sensatez y principios, las razones de países como Rusia y China, verdaderos mu­ros de contención en el ajedrez del universo político. 

Veamos algunos ejemplos de los últimos días. El jefe de la Fuerza Aérea en el Pacífico, general Herbert Carlisle, ha mostrado su alarma por el creciente número de incidentes en el aire entre aviones norteamericanos y otros de Rusia y China. El alto militar dijo que las fuerzas naval y aérea de China “continúan tratando de hacerse cada vez más presentes” en las aguas y el espacio aéreo de Asia, publicó el Washington Post. En este contexto, el Pentágono llevó a cabo maniobras en el Pacífico occidental en septiembre pasado para simular un enfrentamiento contra un enemigo como China. Al respecto el periódico Stars and Stripes publicó un artículo detallado sobre lo que denominó “el concepto de Batalla por Aire y Mar del Pentágono”, que pudo ser visto durante las maniobras denominadas Valiant Shield, en las que participaron 18 000 militares norteamericanos. 

Otro tanto tiene que ver con lo que ocurre en Siria e Irak, países donde grupos terroristas del llamado Estado Islámico (EI) han ocupado grandes espacios territoriales e im­puesto un califato como forma de gobierno. Y, aunque tanto Rusia como Estados Unidos coinciden en la necesidad de enfrentar al terrorismo, una cosa es la política de Washington y sus acciones militares, y otra, diametralmente opuesta, la de Moscú, que batalla por el respeto a la soberanía de Damasco y la creación de una coalición internacional bajo el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU. Tiene que ser necesariamente diferente por cuanto la administración Obama se ha propuesto derrotar al gobierno sirio de Bashar al Assad, mientras Rusia defiende la política de no intromisión en los asuntos internos de naciones soberanas. 

 Por supuesto, este pulseo antagónico también ha tenido una respuesta militar rusa que en todo momento ha apoyado con modernos medios de guerra a las autoridades de Damasco. En la encrucijada actual con la existencia de un grupo terrorista como el Estado Islámico no puede olvidarse lo declarado por el académico norteamericano Noam Choms­ky en cuanto a que “la invasión estadounidense del 2003 a Irak creó las condiciones para el surgimiento de organizaciones extremistas como el EI”. Se me ocurre agregar a lo dicho por Chomsky que también correspondió a Washington financiar y aupar a este grupo terrorista cuando solo actuaba contra Siria. Rusia ha advertido que la coalición encabe­zada por Washington para combatir al EI no tiene la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, por lo que es ilegal. 

El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, ha señalado que Estados Unidos está contraviniendo las reglas del Derecho Internacional y fomentando la aparición de tensiones entre Rusia y los países del continente europeo, publicó BBC Mundo. Asimismo, en la declaración de Lavrov se percibe el mensaje claro de que Moscú no abandonará a Damasco, y que si el Pen­tágono envía armas y abre campos de en­tre­na­miento para terroristas, Rusia apoyará al Ejército sirio e incrementará su capacidad militar. El clima tenso en la arena internacional se aprecia también cuando el secretario de De­fensa norteamericano, Chuck Hagel, declaró en días pasados que “el ejército de su país debe estar dispuesto a contrarrestar las amenazas que suponen el terrorismo y Rusia”. “Los desafíos del Ejército serán más serios y complicados en el futuro. 

Las amenazas que representan los terroristas y los combatientes armados persistirán durante largo tiempo. Sin embargo, nosotros hacemos frente igualmente a una Rusia revisionista, dotada de modernas fuerzas y medios militares y dispuesta a combatir a las puertas de la OTAN”, dijo el jefe del Pentágono. En septiembre pasado, al presidente, Barack Obama, se le ocurrió describir la situación en Ucrania como “la agresión rusa contra Europa” y decir que está “entre las principales amenazas mundiales, por delante del grupo terrorista EI y el virus del Ébola”. Por su parte, la OTAN emitió un comunicado donde afirma que ha habido un incremento de vuelos de aparatos de la aviación militar rusa en el espacio aéreo de Europa, algo que, según algunos expertos, busca fingir condiciones de combate y probar la respuesta de la alianza defensiva occidental. 

Según el texto, los aviones rusos volaban en el espacio aéreo internacional, pero fueron “rastreados” para “identificar las aeronaves y proteger el espacio aéreo aliado”. En total se han interceptado más de 100 aviones militares rusos este año, el triple del año pasado. Algunos son cazas MiG 31 y bombarderos Tu-95 Bear. Mientras, la OTAN ha incrementado sus pa­trullas aéreas en la región de los países bálticos (Estonia, Letonia y Li­tuania), acercando cada vez más sus armas a las fronteras de Moscú. Otro foco en esta evidente tensión se relaciona con el territorio ruso en el Ártico, hacia donde el mandatario ruso, Vladimir Putin, de­terminó nuevos despliegues militares, para proteger los grandes yacimientos de gas y petróleo ame­nazados también por Wa­shing­ton y sus transnacionales. Una importancia adicional, a propósito de los efectos del cambio climático y el derretimiento polar, es que la región ártica puede convertirse en la vía de más fácil navegación, para acortar el viaje a China y otros mercados asiáticos en expansión. 




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