Tras una brutal represión contra las manifestaciones campesinas, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha ordenado militarizar las zonas de protestas y ha suspendido los diálogos con los aborígenes.
“Ayer mismo ordené la militarización de Bogotá y así lo haré hoy en cualquier zona donde sea necesaria la presencia de nuestros soldados”, ha expresado este viernes el mandatario colombiano además de ofrecer una recompensa de 5 000 000 de pesos (más de cinco mil dólares) por identificar a los "vándalos y violentos".
Santos ha convocado a todos los alcaldes y los gobernadores de las zonas golpeadas por la crisis para darles instrucciones sobre cómo acabar con el paro y abordar los cortes de ruta. Santos, quien ha manifestado que se le ha agotado la paciencia, ha acusado a la Marcha Patriótica de los disturbios.
Este movimiento “quiere llevarnos a una sin salida e imponernos su propia agenda”, ha alegado. El jefe de Estado de Colombia, ha agregado que "después de una noche completa de negociación le he pedido a nuestros ministros que regresen a Bogotá y dejen nuestras propuestas sobre la mesa a los campesinos”.
El jueves, la Policía colombiana reprimió brutalmente una marcha de miles de personas que salieron a las calles de Bogotá, la capital, en respaldo a los campesinos que demandan apoyo económico del Gobierno.
Las protestas se han extendido en varias ciudades y, según los medios locales, los enfrentamientos entre agentes de la Policía y manifestantes causaron la muerte de cinco personas. Desde hace 12 días, Colombia vive un paro nacional en el que participan gremios como conductores, mineros, camioneros, docentes, estudiantes y obreros en rechazo a las políticas económicas del Gobierno y los 11 Tratados de Libre Comercio.
Agencias Prensa AIP HSPTV RMP PM
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