La fosa se encuentra ubicada en la comunidad andina de Putis, a 3.500 metros de altitud, en el distrito de Santillana, Huanta, en Ayacucho.
Allí fueron enterrados 123 pobladores de las comunidades de Cayramayo, Vizcatampata, Orccohuasi y Putis ejecutados por el Ejército, en diciembre de 1984, bajo sospecha de colaborar con Sendero Luminoso (SL). Ese año, cuando gobernaba Fernando Belaúnde Terry, el Ejército estableció una base en Putis para luchar contra los insurgentes de Sendero Luminoso.
Nolberto Lamilla, director de la Asociación Paz y Esperanza, institución que apoya a las víctimas, confirmó el rescate de 60 cuerpos, los cuales serán entregados a sus familiares para que les den un entierro digno.
"Se estima que es la fosa común más grande identificada en el Perú. Lo que más indigna es el hallazgo de restos de niños, de entre 6 y 12 años, lo que permite corroborar que mataron a familias completas", agregó Lamilla.
También se han encontrado proyectiles de armas de fuego. Las labores de exhumación de estos restos están a cargo del Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF), en apoyo a las labores de la Segunda Fiscalía Supraprovincial de Derechos Humanos de Ayacucho, a cargo del fiscal Rubén López.
Los restos encontrados son trasladados a Ayacucho, donde se procederá a precisar las causas de muerte y buscar la identificación de las víctimas.
En la primera fosa se han encontrado restos desordenados, unos sobre otros, lo que dificulta su levantamiento. Además, dijo Lamilla, por su poca profundidad y al estar incompletos, se presume que fueron profanados.
Según testimonios recogidos por la prensa, "los militares recibieron a los pobladores que llegaron a Putis y los reunieron en el local del colegio, juntándolos con otros pobladores a quienes los soldados habían sacado de sus viviendas.
Les aseguraron que a partir de ese momento les darían protección y colaborarían con ellos en diversas obras para mejorar la calidad de vida de la población. Con ese pretexto, los militares ordenaron a los varones, apuntándolos con sus armas, que caven una gran poza. A algunos les dijeron que era para construir una piscigranja en la que criarían truchas, mientras a otros les aseguraron que allí construirían casas.
Sin embargo, cuando estuvo lista la supuesta piscina, los efectivos militares reunieron al centenar de pobladores alrededor de la poza, entre los que había hombres, mujeres y niños, y sin mayor explicación les dispararon a matar. Las labores de exhumación continuarán la próxima semana, con la finalidad de encontrar todos los restos.
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