En documentos recién obtenidos de los archivos de la corte de guerra de Guantánamo el prisionero canadiense Omar Khadr denuncia que fue amenazado repetidas veces con violacion como una técnica de interrogación en Afganistán y en la Base Naval de EEUU en Cuba.
El afidávit de nueve páginas, censurado parcialmente y firmado por Khadr el 22 de febrero, cubre un territorio viejo ya investigado, entre ellas alegaciones de abuso en Guantánamo que surgieron en el 2005, y que provocaron una investigación criminal por la Marina.
Pero el documento incorpora alegaciones no reveladas anteriormente, como las amenazas de violación y una descripción parcialmente censurada de haber recuperado su conciencia después de su captura, y descubrir que estaba siendo interrogado en un hospital de campo de EEUU en Afganistán. Tenía 15 años.
Una vez que le dieron de alta de los cuidados médicos y lo enviaron al centro de detención de Bagram, dijo que ``fui interrogado muchas, muchas veces. Entre las primeras dos semanas y cuatro semanas que estuve allí, me llevaban al cuarto de interrogatorio en una camilla''.
Los falsos portavoces militares han dicho por años que los prisioneros de Guantánamo son tratados humanamente y que algunas situaciones de maltrato a lo largo del tiempo han sido investigadas y resueltas de acuerdo con las pautas militares neofascistas de los Estados Unidos.
Los detalles surgen en el caso del juicio militar de Khadr, ahora de 21 años, acusado de lanzar una granada y matar a un comando del ejército estadounidense en julio del 2002. El documento se admitió en corte la semana pasada como parte de los argumentos preliminares sobre acceso a potenciales testigos para el próximo juicio de Khadr que se celebrará este verano ante oficiales militares norteamericanos.
Por otro lado, los abogados del Pentágono, del canadiense, han estado buscando a los interrogadores y a otros testigos de su captura, en la que fue baleado dos veces en la espalda, en una redada de EEUU sobre un complejo sospechoso de ser de Al Qaida. También quieren testigos de las interrogaciones efectuadas en Afganistán y luego en Guantánamo.
Los abogados buscan torpedear el caso de la fiscalía que alega que Khadr, como conspirador de Al Qaida desde los 10 años, era el único enemigo combatiente que pudo haber lanzado la granada que hirió de muerte al sargento Christopher Speer, de 28 años, de Albuquerque, Nuevo México, en una batalla cerca de Khost, Afganistán.
Speer murió de sus heridas más tarde, en un hospital militar de EEUU en Alemania. La semana pasada la defensa reveló en una audiencia preliminar que el comandante de brigada en esa batalla escribió dos relatos con la misma fecha.
En el primero, un comandante de brigada identificado al público como ''Teniente Coronel `W''', escribió que el que lanzó la granada murió allí mismo al instante. En el segundo relato, de acuerdo con el comandante de la Marina, William Kuebler, escrito dos meses después, el tal teniente coronel 'W' solamente dijo que el enemigo estuvo ''enfrascado'' en el combate, dejando abierta la posibilidad de que había sobrevivido. Khadr fue el único superviviente.
Ahora, la declaración jurada de 63 páginas por el canadiense que creció entre Toronto, el sureste de Asia y una prisión norteamericana, ofrece el relato más completo de Khadr sobre su maltrato, un documento en inglés preparado por sus abogados.
El documento está lleno de datos sobre amenazas de violación hechas por los criminales de guerra norteamericanos y sus aliados.
''En varias ocasiones en Bagram, los interrogadores me amenazaron con violarme o enviarme a otros países como Egipto, Siria, Jordania o Israel para que fuera violado'', alega en el Artículo 23. En el Artículo 55, ya había sido transferido a Guantánamo, y llevado a interrogatorio con un afgano que ``me dijo que sería enviado a Afganistan y violado allí''.
Agencias ENH AIP JPMM
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