
El compañero Teitelboim fue un gran amigo de la redacción latinoamericana, muchos de sus profesionales lo conocieron personalmente y guardan inolvidables recuerdos del occiso. Esta página en homenaje a su memoria ha sido preparada por el jefe del programa “Escucha Chile”, Guenadi Sperski.
Quienes lo conocieron se asombraban por el carácter multifacético de su personalidad. Dirigente del Partido Comunista, diputado, senador, orador brillante y escritor. Volodia mismo afirmaba que, la política era su esposa y, la literatura, la amante.
Por sus convicciones comunistas conoció los arrestos y la prisión. Pero, en cualesquiera circunstancias revelaba fortaleza de espíritu y no traicionaba sus ideas, lo que testimoniaban con respeto incluso sus adversarios políticos. Teitelboim fue uno de los arquitectos ideológicos de la coalición de la Unidad Popular, encabezada por Salvador Allende y que tuvo por cimiento a comunistas y socialistas.
En ese período justamente, de comienzos de la década del 70 del siglo pasado, el talento de Teitelboim como orador llegó a su apogeo. Había que ver entonces como dejaba pasmados a sus rivales en las acaloradas discusiones a través de la pantalla chica, en el Congreso, en las páginas de la prensa, en los paraninfos universitarios y donde fuera. El entonces jefe de guarnición de Santiago y futuro dictador, general Pinochet, en un encuentro con el influyente escritor lo aduló diciéndole que con su esposa estaban admirados de su maestría literaria.
La noticia del golpe de Estado, de septiembre de 1973, encontró al senador en camino de Italia a la URSS. Volodia Teitelboim fue el primer dirigente político chileno de peso que calibró los hechos que ocurrían en su país a través de las ondas de Radio Moscú Internacional. Así comenzaron sus intervenciones regulares en el programa “Escucha Chile”, sin interrupción, a lo largo de una década y media. Firme, tranquilo, como un tirador fogueado iba disparando palabra tras palabra al blanco. Pinochet, llevado hasta la rabia, no podía silenciar aquella voz de la verdad, aislarlo de sus compatriotas. Los argumentos precisos de Volodia, su lógica proverbial ejercían influencia incluso en los propios militares. Pinochet destacó a su manera el talento de su intransigente enemigo: en 1976 lo privó de la ciudadanía chilena.
Volodia regresó del exilio en 1988 y durante algunos años encabezó el Partido Comunista de Chile. Dada la que en Rusia llamamos “honorable” edad dejó la política contingente para entregarse a su tarea favorita. El “otoño” del patriarca de la literatura chilena resultó ser increíblemente fructífero. De su pluma fueron naciendo creaciones de distintos géneros. Su libro “Los dos Borges” figuró entre los libros mas vendidos. Por su monografía “Neruda”, Volodia Teitelboim fue distinguido en 2002 con el Premio Nacional de Literatura.
Mas tarde fue editada en Moscú en ruso. Antes fueron editados en nuestro país sus libros “Hijo del Salitre”, sobre el líder Elías Laferte, “La semilla en la arena”, sobre su reclusión en el campo de concentración de Piragua, durante la dictadura de González Videla, “La guerra interna”, etc. Volodia Teitelboim es autor de una vasta y única investigación en América Latina sobre la literatura rusa y soviética. Volodia hizo un gran aporte en la creación de un puente de amistad entre los pueblos de Chile y de Rusia. Sus méritos fueron distinguidos con la medalla honorífica de “La Voz de Rusia”, “Por el aporte al diálogo de las culturas”.
El escritor fallecido editó selecciones de sus comentarios moscovitas con el título de “Noches de Radio. Una voz que viene de lejos”. Nunca perdió los contactos con sus amigos moscovitas. Con Volodia podíamos contar en cualquier momento para intercambiar informaciones y recibir un comentario sobre los problemas de Chile del presente. A todos asombraba sobremanera su memoria, su capacidad de trabajo y de alegrarse de la vida. La imagen del chileno sobresaliente, Volodia Teitelboim, perdurará para siempre en nuestro corazón. Los trabajadores de la redacción en español de “La Voz de Rusia” inclinamos la cabeza en recuerdo de nuestro colega y amigo.
Por Guenadi Sperski, ex jefe del programa “Escucha Chile”.
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