jueves, 17 de enero de 2008

CHILE...ENTREVISTA INÉDITA A PATRICIA VERDUGO

La autora de “Los zarpazos del Puma”, que falleció esta semana, habla de los tiempos en que fue relacionadora pública de la Escuela Militar y por qué decidió luchar contra la dictadura a través del periodismo.

Estuvo a punto de ser dentista. Criada en el seno de una familia tradicional católica, su oficio "no podía poner en riesgo el cumplimiento perfecto de los papeles", establecidos para la mujer, dijo cuando concedió esta entrevista a fines de 1999. Así que fue admitida en Odontología. Cuando llegó a inscribirse, Patricia Verdugo tuvo una revelación: "Pensé en el resto de mi vida, trabajando arriba de unas bocas abiertas, y me pareció aburridísimo". Entonces eligió ser periodista.


Corría la segunda mitad de los años sesenta. Le tocó cerrar con candado la puerta de la casa central de la Universidad Católica. A pesar de la agitación social y política, Verdugo no habría podido imaginar, durante sus días de estudiante, que su imagen se convertiría en uno de los baluartes de la lucha periodística, contra la dictadura. Recién salida de la universidad, se desempeñó como relacionadora pública de la Escuela Militar, y en ese cargo la encontró el 11 de septiembre de 1973.


-¿Qué sintió, como relacionadora pública de la Escuela Militar, cuando se enteró de lo que estaba pasando?

-Fue brutal ver con mis propios ojos el bombardeo de la casa presidencial de Tomás Moro. Un bombardeo absolutamente innecesario; porque si fue innecesario el bombardeo en La Moneda, mil veces más absurdo era bombardear la casa del Presidente. Fueron hechos tan brutales que, cuando yo volví a la Escuela Militar, sentí una tremenda vergüenza de mostrar mi TIFA en la puerta. Solamente me ayudó a hacer esa tarea, el que en la maleta del auto llevaba frazadas y paquetes para prisioneros políticos, que estaban allí. Pocos días después renuncié.


EL MIEDO Y LA RESISTENCIA


Durante toda la dictadura, practicó el periodismo de resistencia. Conoció el miedo de primera mano, no sólo por las amenazas de muerte, sino sobre todo con el asesinato de su padre, en 1976, quien apareció, flotando en el Mapocho. Tras su muerte, sin embargo, agudizó su compromiso con la información veraz, y su investigación más importante, "Los zarpazos del Puma". Fue tan completa, que llegó a ser utilizada como fuente documental, durante la investigación del caso, años después.


-¿Qué motivación íntima lleva a una periodista -casada y con hijos- a correr los riesgos que usted corrió durante la dictadura?

-Era cuestión de conciencia. Yo no habría podido vivir tranquila, si no hubiera hecho lo que estimaba que era mi deber, como periodista y como ciudadana. ¿Por qué lo hice? Para poder mirarme al espejo y no rehuir mi propia mirada. Para poder ver a mis hijos y sentir que me miran con respeto.


Por Ximena Jara LN Agencias AIP JPMM
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