domingo, 14 de abril de 2013

CUT-CHILE: NO DEBEMOS SEGUIR REAJUSTANDO LA POBREZA


Por Óscar Reyes P. 

La dirigenta vivirá este 1 de mayo su primer Día del Trabajador como máxima líder de la multisindical chilena, un mundo hasta hace poco reservado principalmente para varones. Con fuerza, pone en duda las afirmaciones del gobierno de que estamos próximos al pleno empleo, primero, porque a su juicio ese es sólo “un eslogan” y, segundo, el que se ha creado “no es de calidad”. 

Además, critica el intento del Ejecutivo de imponer un sueldo mínimo de 205 mil pesos sin consultar a las organizaciones sociales. Dice que su llegada a la presidencia de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), un mundo identificado fundamentalmente con una naturaleza masculina, ha sido "bastante más natural y asumido de lo que me pudiera haber imaginado. Quizás ha sido un poco más inquietante para algunos el hecho que sea joven (está próxima a cumplir 34 años) y que se rompa la lógica de la tradición sindical", dice Bárbara Figueroa, licenciada de psicología, profesora de filosofía, dirigente nacional del Colegio de Profesores de Chile y militante del Partido Comunista desde que tenía 15 años. 

Electa en agosto del año pasado tras doce años ininterrumpidos de Arturo Martínez en el cargo y frente a una Central más bien disminuida y desperfilada, recalca que "nuestro mayor esfuerzo durante la época de campaña tuvo que ver con reposicionar la necesidad de que la muotisindical se constituyera en un actor protagónico, incidente en materias laborales, pero también respecto de la política contingente, nacional. Lo que hicimos fue siempre apostar por la necesidad un proyecto de alternativa a lo que veníamos viviendo. Ese camino lo hemos ido consolidando en la práctica de conducción". Agrega que "acá hubo una elección legítima, que da cuenta de que hay diversos sectores incorporados y que hay que trabajar con todos ellos, porque eso es parte de la vida de la CUT, su diversidad de sensibilidades. Eso nosotros lo hemos relevado y nos ha permitido trabajar en conjunto, no sólo con Arturo sino también con gran parte de sus consejeros, y hemos ido haciendo un proceso que ha tenido tensiones, por cierto, pero que ha estado centrado en el bien mayor: que la voz de los trabajadores y las trabajadoras tenga una notoriedad pública importante. 

A partir de eso vamos a ir poniendo en la agenda nacional los temas laborales que no estaban puestos como materia de interés público". -La sindicalización en Chile es muy baja, bordea el 10%. -Doce a trece por ciento. Incluso podríamos llegar al quince según algunas estadísticas, pero estamos dentro de ese rango, incluyendo al sector público. -Igual es bajo. 

¿Qué puede hacer la CUT para que aumente la sindicalización? 

-Primero, seguir ganando espacios. Tener más visibilidad, más presencia. También pasa por pensar y repensar la organización, constantemente. Nosotros estamos haciendo un debate no sólo nacional, sino en conjunto con las centrales sindicales de América Latina, pero eso también demanda y exige la responsabilidad principal que tienen el Estado y los gobiernos de garantizar legislaciones laborales que permitan que los trabajadores podamos avanzar en organización sindical. 

-Las cifras del gobierno plantean que estamos casi con pleno empleo y señalan que Chile podría llegar a tener ese estado el próximo año. ¿Usted le cree a esos números? 

- Si bien ha crecido el empleo, primero, éste no es generado por políticas de Estado, es más bien la desregularización en la entrega de la promoción de empleo por parte del Estado al mercado laboral. Es un empleo de muy baja calidad, sin protección, muchas veces sin contrato o, existiendo contrato, sin la entrega de la liquidación de sueldo todos los meses a los trabajadores. Por lo tanto, es un empleo muy precario, con poca estabilidad, con inseguridad laboral. El debate que Chile debe hacer no es sólo respecto de cuánto crece el empleo en nuestro país, sino qué tipo de empleo estamos creando y cuánto de él es un aporte de políticas de Estado para que sea de calidad. Si uno lo evaluase así, lo que tenemos a la fecha es que, primero, el pleno empleo no es real, es un eslogan del gobierno y, segundo, el que se ha creado en los último 36 o 38 meses no es de calidad. Por lo tanto, no goza de toda la protección y estabilidad y seguridad para los trabajadores que debiera gozar. Esa es la preocupación principal que tenemos como Central y que debiera ser del debate nacional: cómo garantizamos que no sólo se abran las puertas de para que se creen empleos, sino que cómo garantizamos que sea un empleo digno, que no sólo les permita a los trabajadores seguridad social, sino también salir de la línea de la pobreza. Eso es algo que hoy no está garantizado según los propios datos de la encuesta Casen, donde se dice que el 80% de los pobres en Chile reciben ingresos. 

 -¿Qué opina de la discusión que surgió a propósito del sorpresivo anuncio de Piñera de reajustar el sueldo mínimo a $205.000? 

-El hecho que el nuestro sea uno de los países con las mayores brechas de desigualdad no es un dato del cual sólo debamos tomar diagnóstico, sino del cual debamos hacernos cargo. Para que la brecha se acorte necesitamos políticas muy audaces por parte de los gobiernos. Una de ellas, por ejemplo, es lo que nosotros hemos expresado respecto de un nuevo Código del Trabajo, garantizar condiciones de negociación colectiva que permitan que la distribución de las ganancias se repartan de manera equitativa según el lugar que cada uno de los actores ocupa en la producción. Mientras eso no exista, como no existe en nuestro país hoy, nos tenemos que jugar la vida en debates como el del salario mínimo. Nosotros, en primer lugar, rechazamos rotundamente la forma en que el gobierno abordó este tema. No nos parece que sea correcto haber adelantado el debate y haberlo hecho través de los medios de comunicación y no con los actores. Eso vulnera el convenio 131 de la OIT, que fue ratificado por Chile hace por lo menos dos décadas, donde se establece que para materias de salario mínimo el Estado está obligado a generar instancias de debate y de trabajo con todos los actores para generar políticas salariales justas y equitativas, donde la base es que el salario mínimo permita superar la línea de la pobreza. Eso en Chile hoy no ocurre y, además, el Estado niega la posibilidad de participación de los actores involucrados en este debate, como históricamente había ocurrido. Por lo tanto, en términos de la forma, este ha sido un proceso muy mal llevado que a nosotros, como Central, nos ha obligado a hacer todas las acciones pertinentes frente al Parlamento y también una queja formal ante la OIT. 

-¿Y en el fondo? ¿Cuál es, a su juicio, un sueldo mínimo respetable? 

 -Respecto de los montos, nosotros hemos sostenido que aquí el debate se puede hacer en dos vertientes: una, sobre eficiencia del mercado y, por lo tanto, cómo generamos los mayores impactos a partir del aumento del salario mínimo en el mercado nacional, y segundo, respecto de este otro punto de vista más humano, que es cómo el salario mínimo nos permite ir superando la desigualdad de base que nuestro país acarrea. Nosotros hemos sido de la segunda línea y hemos dicho que ese debate debe avanzar hacia acortar la desigualdad. Por eso hemos sostenido nuestra propuesta de $250.000 como piso salarial y elemento base para hoy discutir cualquier propuesta. El gobierno ha anunciado, en base a la lógica de la eficiencia, sólo $205.000, que han sido rechazados por la Cámara de Diputados. Nosotros ya expusimos en la Comisión de Hacienda del Senado y creemos que acá también viene un rechazo, porque no se ajusta al requerimiento que tiene Chile. Además, si a eso le sumamos que el país crece al 5,5%, que avanza en empleo, que hoy, según los datos del gobierno, estamos en un muy bien pie en términos de desarrollo económico, lo que uno supone es que ese crecimiento se exprese en desarrollo y, para eso, debe llegar a todos los actores. 

 -Lo más probable es que ahora ofrezcan algo más que los 205 mil pesos. -Nosotros no nos vamos a mover de nuestra propuesta de los $250.000. Cualquier aporte sobre los 205 es algo que hay que valorar, pero la CUT está en una posición muy clara: el debate sobre el sueldo mínimo es sobre la desigualdad y para superarla no podemos seguir pensando en reajustar la pobreza, que es lo que ocurre hoy. Queremos avanzar en un salario mínimo que nos permita superar la línea de la pobreza y que, por lo tanto, ese sea el criterio bajo el cual se piensan los proyectos y con el cual se proponga un guarismo. "Chile ha hecho muy mal el proceso de transición" 

-¿Qué le parece que el presidente de su partido, Guillermo Teillier, al hablar de su pasado como jefe militar del PC en dictadura, haya dicho que él dio el vamos al magnicidio a Pinochet? 

-Sus dichos no debieran generar tanto revuelo ni provocar la histeria colectiva que han provocado en algunos sectores, porque lo concreto y real es que existió dictadura en nuestro país y que significó muchas muertes. Nosotros mismos debemos lamentar la de más de 300 dirigentes sindicales y, frente a eso, uno no puede negar que efectivamente sectores se organizaran para resistir. Eso no puede ser comprendido como la antesala de una vía armada de un partido o para que empecemos de nuevo con la guerra fría, eso es sobreexcitarse con este debate. A mí me parece que son declaraciones justas, honestas, francas, que reflejan lo que ha sido nuestra historia y que nos llaman a una reflexión mayor, porque si han generado tanto revuelo quiere decir que no hemos logrado avanzar como debiésemos en verdad y justicia. Que todavía tenemos heridas abiertas y eso es algo de lo que hay que hacerse cargo de manera mucho más contundente, no sólo como lo ha hecho la derecha hoy, de rasgar vestiduras. 

-¿Qué le parece que ministros del gobierno aparezcan opinando sobre el tema? 

-Lamentable, sobre todo viniendo de las autoridades de gobierno y de quienes tienen hoy representatividad en el Parlamento. Acá el debate de fondo es qué ha hecho Chile para cerrar las heridas de una dictadura tan genocida como la que vivimos. -¿Y el hecho de que esos mismos dirigentes hayan participado en la dictadura y que critiquen directamente a Teillier? -Eso habla de que aquí los procesos se han hecho muy mal, porque no es posible que quienes hayan participado en la dictadura militar de manera intelectual o material hoy puedan rasgar vestiduras frente a las declaraciones del presidente de un partido que, con honestidad y franqueza, ha dicho: nosotros tuvimos una opción en un momento frente al exterminio. Me parece que eso, de lo que nos habla, es que Chile ha hecho muy mal el proceso de transición. Hay que ser cuidadosos y, más que juzgar en particular las declaraciones del presidente el Partido Comunista, o de quienes hoy han salido con tanta ínfulas a criticar teniendo tejado de vidrio, es ver cómo, de una vez por todas, damos garantías para que este proceso eterno de transición pactada de la democracia se pueda cerrar, pero que se pueda cerrar con todas las de la ley, es decir, con verdad y justicia. 

-Todo apunta a que en primera o segunda vuelta, Michelle Bachelet será la próxima presidenta de Chile. ¿Qué espera de ella y que le pediría? 

 -Nosotros hemos sido claros en que hoy el debate central es el programático y que, por lo tanto, hay al menos tres temas que a nosotros como CUT nos preocupan. Uno tiene que ver con una gran reforma tributaria, que se debe hacer bajo la lógica de un nuevo modelo de tributación en nuestro país y que eso garantice las políticas sociales que hoy el Estado no está garantizando; segundo, tiene que hacerse cargo urgentemente del actual sistema de pensiones; y tercero, en lo referido a las materias laborales, la nueva institucionalidad o legislación laboral. Tenemos la oportunidad inigualable para superar la deuda que tiene el Estado de Chile con sus trabajadores. Nosotros esperamos que este tiempo efectivamente sea el del mundo del trabajo, y que eso se exprese en las visiones programáticas. Uno pudiera ya dar por descontado o lanzado el proceso presidencial, pero también tenemos que hacernos cargo de que aún faltan las primarias. Hemos escuchado con mucha atención las declaraciones que ha hecho Orrego respecto del mundo del trabajo, visto con preocupación la omisión que tanto Allamand como Golborne han hecho de las materias laborales, y esperamos también un pronunciamiento de Michelle Bachelet respecto de estas materias. 

Agencias  Prensa   PM  RUCH  RMP  AIP
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