viernes, 12 de abril de 2013
CIENTÍFICOS RUSOS HABLAN DE UNA NUEVA GUERRA MUNDIAL
El lapso entre la tercera y la cuarta guerra mundial está llegando a su fin, concluyen los investigadores de la Academia de Ciencias Militares de Rusia, basándose en la teoría de ciclos formulada por Nikolái Kondrátiev.
De acuerdo con la teoría en cuestión, denominada también teoría de las ondas largas y desarrollada por el economista soviético Nikolái Kondrátiev, la siguiente guerra mundial podría estallar en la próxima década, opina Serguéi Malkov, miembro de la Academia de Ciencias Militares de Rusia y catedrático en la Universidad Estatal de Moscú. El estudioso expuso en su entrevista a La Voz de Rusia su visión de las perspectivas de la humanidad a medio plazo. Simplificando, los ciclos de Kondrátiev podrían representarse como períodos de desarrollo económico de la civilización moderna que duran entre 40 y 60 años.
Después de haber estudiado el período de la historia, entre los años 1803 y 2060, Kondrátiev estableció un total de seis ciclos. El cuarto se prolongó, aproximadamente, desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta la primera mitad de los años 80. En la actualidad, estamos atravesando el quinto ciclo que, según el pronóstico de Kondrátiev, ha de acabar en 2018.
Los seguidores de esta teoría vinculan cada ciclo económico a un característico nivel tecnológico. El actual está asociado al desarrollo de las tecnologías de la información, las telecomunicaciones y los robots. El siguiente ciclo ha de ofrecer un avance en las esferas de las nano y biotecnologías, así como en las de la información y de la cognición. Sin embargo, además de los éxitos tecnológicos, cada ciclo viene acompañado por crisis y guerras.
La entrada en el siguiente ciclo se caracterizará por una fortísima inestabilidad política, cuando no una guerra mundial, explica el catedrático Serguéi Malkov: –En la etapa actual, la crisis se ha convertido en depresión. Se está buscando con desesperación una salida. Entre otras medidas, se considera la posibilidad de hacer de las nuevas tecnologías los motores del desarrollo. Son las llamadas tecnologías NBIC, es decir, nano, bio, info y cogni. Esta etapa entraña graves peligros, porque la salida todavía no se ha encontrado y las discrepancias quedan sin paliarse. En momentos así, suelen estallar guerras mundiales que pueden tener carácter comercial, financiero, económico, político o el clásico.
Se produce una especie de redistribución de las zonas de influencia. Si aceptamos el esquema de Kondrátiev, veremos que durante los dos últimos siglos los acontecimientos más sangrientos de la historia universal han tenido lugar, al descender las llamadas ondas largas. La crisis ya ha tenido lugar y nos estamos acercando al límite decisivo. Los científicos que comparten el criterio de Nikolái Kondrátiev aseguran que el momento crítico tendrá lugar en 2016 o 2017. Por supuesto, es difícil predecir si estallará una guerra mundial en su sentido tradicional. Pero no cabe la menor duda de que nos tendremos que enfrentar a las guerras informativa, psicológica, económica y comercial, indica Serguéi Malkov.
La anterior guerra mundial, la tercera, se produjo en el límite del cuarto y quinto ciclo y transcurrió sin el uso total de armas. Pero los resultados saltaban a la vista: la faceta geopolítica del mundo cambió por completo, la URSS, que aspiraba a la hegemonía mundial, y sus aliados sufrieron una derrota y adquirieron una nueva forma. En la actualidad, el papel de la Unión Soviética es desempeñado por China, un nuevo pretendiente a la supremacía. En esta nueva etapa del desarrollo de la humanidad, los principales acontecimientos estarán vinculados con la interacción entre China y EEUU.
El enfrentamiento en la península coreana, que parece estar avecinándose, cuadra perfectamente con la teoría, asegura el experto. Es consecuencia de la política aplicada por Washington que busca provocar conflictos regionales en las zonas de los intereses nacionales. Y en la región Asia-Pacífico en donde están presentes todos los “rivales tecnológicos de EEUU”, es decir, Rusia, China, Japón e incluso Corea del Sur.
En opinión de Serguéi Malkov, EEUU está perdiendo su influencia en el mundo. La inestabilidad económica mundial eleva la cotización del dólar, mientras que la política refuerza su papel de árbitro universal. Dado que Washington ya no dispone de suficiente poderío económico para respaldar sus pretensiones a la hegemonía mundial, habrá de recurrir a herramientas políticas, financieras e incluso tecnológicas. Estados Unidos no tiene otra opción más que provocar la inestabilidad en el mundo. Es evidente que se trata de una utopía. Pero en la vida real, la redistribución de las zonas de influencia no es ninguna ciencia ficción, independientemente de los ciclos que esté viviendo el mundo.
Autor: Nikita Sorokin LVR
Agencias Prensa AIP LVR PM RMP
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