jueves, 2 de febrero de 2023

TODAS LAS VIOLENCIAS, TODAS

En estos aciagos días, hay mucha gente enojada por la violencia que “recientemente” se ha desatado en el Perú. También me siento muy enojada con la violencia(1) que vivimos día a día…

Así, me enoja mucho la violencia institucional, como cuando el Estado le declara la guerra a la población que protesta. Traición se llama… También me enoja la violencia económica, pues mientras la mayoría sufre pobreza, explotación y escasas oportunidades; los mayores y mejores recursos se encuentran concentrados en pocas manos y se utilizan para manipular, torcer voluntades, obtener poder y más dinero… 

No puedo dejar pasar la violencia en la policía y en las FFAA, porque obligan a sus miembros a ser verdugos, a traicionarse y a traicionar a la población a la que juraron proteger… Una de las más extendidas en el Perú: la violencia racial, porque el maltrato y la exclusión es habitual si desciendes o perteneces a los pueblos originarios.. También está el clasismo, porque hay ciudadanos de “segunda clase” que valen menos que un pedazo de vereda(2). Los medios y la clase política subestiman a los protestantes, tanto que la pérdida de dinero por los paros es el titular de los diarios en lugar del grave maltrato a compatriotas… 

Ni qué decir de la violencia cultural, pues degradan las formas de ver y sentir distintos al del sistema dominante… ¿Y la violencia política e ideológica?, también está extendida pues no hay una verdadera democracia y el poder monopolizado trabaja en contra y excluyendo de las grandes mayorías… La que es masiva: la violencia psicológica, pues vivimos largos periodos de temor, tensiones y desequilibrios; muchas veces aumentada por los medios de comunicación masivos interesados en desestabilizar y generar zozobra… 

Y por supuesto, está la más evidente y bruta de todas: la violencia física, el asesinato de más de 60 peruanos (y seguimos contando). Señal clara de desprecio por la vida, por lo humano y por sus semejantes. Como vemos el Perú lleva demasiadas heridas abiertas y ahora se evidencia, a la vista de todos, este nuevo agravio, ultraje, avasallamiento, ofensa, lesión o como queramos llamarlo. También sabemos que este no se remediará aumentando la represión, el silenciamiento y tampoco negando la realidad. 

Nos toca reflexionar sobre lo que viene pasando, en cómo aportamos a esas violencias o más bien cómo podemos promover reales avances. Urgentemente, necesitamos modificar nuestras valoraciones, creencias, formas de mirar y comportamiento de tal modo que permitan, en lugar de continuar con la degradación; el crecimiento del espíritu. (1) La definición ampliada de violencia es el avasallamiento de la intención y la libertad humana. (2) Se viene tratando de modo superlativo los daños a la infraestructura ocurridos durante las protestas, por encima incluso de las vidas humanas.

Por Erika Vicente     Foto: New York Times

Agencias  Prensa

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