jueves, 21 de noviembre de 2013
EN CHILE LLEGA LA HORA DE LA VERDAD PARA BACHELET Y LA NUEVA MAYORÍA
Un importante paso dio la candidata por el Pacto Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, hacia un eventual segundo mandato suyo, al imponerse a su contrincante de la derecha pinochetista, Evelyn Matthei, en las elecciones generales celebradas el pasado domingo en Chile, en las cuales no logró los suficientes votos para triunfar en primera vuelta.
A juicio de analistas, el fantasma del abstencionismo en la consulta popular, alrededor de un 50 por ciento, fue el mayor adversario de la exmandataria socialista chilena, quien el venidero 15 de diciembre tendrá que volverse a ver la cara con Matthei. Bachelet tuvo a su favor el 46,67 por ciento de los sufragios emitidos, menos del 50 por ciento más uno de los votos necesarios para una victoria, mientras su contendiente principal un 25 por ciento, motivo por el que se escenificará la segunda vuelta.
Para los mismos expertos, la aspirante por el pacto “izquierdista”, que ya obtuvo mayoría simple en el Congreso y Senado chilenos, tiene indudables posibilidades de sentarse nuevamente en la silla presidencial tras la próxima contienda de diciembre. Sin embargo, coinciden en que la hora de la verdad para Bachelet llegará luego de su posible ascenso al poder, cuando entonces le corresponda intentar curar a Chile de la enfermedad endémica pinochetista que agobia a ese país latinoamericano desde la sangrienta dictadura del general Augusto Pinochet, quien protagonizó el golpe de Estado contra Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.
Esa plaga maligna persiste hasta hoy en las estructuras e instituciones de esa nación sudamericana, motivo por el que es imprescindible una reforma de la Constitución, promesa hecha por la representante socialista, pero que no le será fácil materializar ante la oposición de los herederos de Pinochet. Bachelet también tendrá como reto interno transformar los sectores de la educación y la salud, privatizados por el pinochetismo, y solucionar otros serios problemas sociales y de los sectores obreros más desposeídos, además de realizar una reforma tributaria, y terminar con la exclusión y represión contra los Mapuches, comunidad indígena avasallada por la extrema derecha chilena.
En política exterior, otro gran desafío será el viejo diferendo marítimo entre Bolivia y Chile, que data desde 1880, y que no ha sido resuelto por la continua negativa de las autoridades de Santiago a que el Estado vecino tenga acceso al Océano Pacifico. Precisamente este año el gobierno del presidente Evo Morales presentó ante el Tribunal Internacional de La Haya una demanda contra el saliente régimen de Sebastián Piñera para pretender hacer realidad el anhelado sueño de varias generaciones de bolivianos de tener el derecho soberano de una salida al mar.
Un regreso de Bachelet al Palacio de La Moneda le pondrá ante sí la compleja tarea de transformar un país con profundas divergencias, en el que las huellas de Pinochet persisten junto a los reclamos de una nueva generación que aspira a un Chile diferente, buen vecino, e incorporado a los aires de cambios y unidad que soplan actualmente en América Latina y el Caribe. Los hechos en lo adelante dirán la última palabra.
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