martes, 27 de mayo de 2008

CHILE...ENTREVISTA CON MARCIA TAMBUTTI ALLENDE

Marcia Tambutti omitió su segundo apellido por décadas. Residió anónimanente en México casi 30 años y se alejó de la figura de su abuelo. Cuando regresó a Chile, en 1989, no se acostumbró a que la identificaran como la nieta del ex mandatario y regresó al país donde vivió su exilio. Hoy, de vuelta otra vez, decidió enfrentar sus fantasmas. Con motivo de los 100 años del natalicio del ex presidente, ha realizado dos documentales: uno sobre él y otro sobre su viuda, Hortensia Bussi.


Marcia Tambutti Allende (36) pensó durante varios meses en la posibilidad de regresar a Chile, hasta que en julio del año pasado tomó la decisión final. Se deshizo de todos sus objetos personales, cerró su departamento en el DF, regaló los muebles y vendió el autómovil. No fue fácil: desde septiembre de 1973, y durante la mayor parte de su vida, México fue su lugar de residencia. Pero hubo un gran paréntesis: entre 1989 y 1992, cuando se radicó por primera vez en Chile. Entonces, sin embargo, el peso de ser la nieta de Salvador Allende la agobió y partió de regreso a la capital azteca.


En México llevó una vida anónima. No se identificó con su segundo apellido y muchos de sus conocidos ni siquiera se enteraron de sus vínculos familiares. Estudió Biología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y luego obtuvo una beca de postgrado en el Imperial College de Londres.


Hoy, la hija menor de la diputada Isabel Allende vuelve para reencontrarse con la historia familiar de la cual se había distanciado. En el contexto de la conmemoración de los 100 años del natalicio de Salvador Allende, está realizando un documental sobre la dimensión más personal del ex mandatario. Sin embargo, a poco andar, se dio cuenta de que también era necesario efectuar un "homenaje" -como ella lo define- a su abuela Hortensia Bussi. "Cuando ya estaba aquí en Chile alguien me preguntó ¿y por qué no haces también un documental sobre tu abuela que está viva? Esa frase me golpeó, porque cuando tienes a alguien muy cerca, se pierde la perspectiva histórica. Yo almuerzo todos los sábados con ella, hablo casi todos los días con ella por teléfono. Entonces la veo como abuela, pero la figura de la 'Tencha' tiene una tremenda perspectiva histórica".


- ¿Cuál era la mirada que, a su juicio, debía existir de Hortensia Bussi en el documental?
-Mi abuela llevó el estandarte de la causa chilena y el nombre de mi abuelo a todo el mundo. Entonces, eso tiene que ser también un hito en la celebración de este centenario. Creo que faltaba un acto donde se conmemorara lo que ella hizo. Conversando con gente más joven en Chile me di cuenta de que esta labor es desconocida. Entonces, si quieres, esto es un modesto, pero reconocido homenaje. Además, desde una década hasta acá, ella se ha convertido en una persona dulce. Porque antes, para defenderse de todos los dolores, era una persona dura.

El trabajo que produjo Marcia Tambutti -y que fue dirigido por la periodista Carmen Luz Parot- relata en 40 minutos la historia personal y política de la mujer que acompañó al ex presidente. Hay pasajes que hablan de su personalidad, del delicado estado de salud que sufrió desde joven, aspectos poco conocidos del 11 de septiembre de 1973 y de la intimidad más cotidiana de la familia Allende.

Lagos, Aylwin e Insulza

Desde que Marcia Tambutti llegó a Chile vive con su madre en la casa de Guardia Vieja, la misma que habitó Salvador Allende con su señora y sus hijas hasta que asumió la Presidencia de la República. En el espacio donde estaba su escritorio hay un estante con libros que le pertenecieron, cuadros de Guayasamín, fotografías de la familia y un antiguo sillón de felpa que sobrevivió al 11 de septiembre de 1973.

Sentada ahí, la nieta del ex gobernante destaca que la emocionó la disposición que tuvieron varias personalidades políticas cuando ella les hizo saber que preparaba un documental sobre Hortensia Bussi. "Todos me dijeron: ¡qué bueno que le hagan un homenaje a tu abuela! Ricardo Lagos se iba de viaje, pero aun así se dio el tiempo para hablar de la 'Tencha'. Patricio Aylwin devolvía los llamados y la presidenta Bachelet visitó a mi abuela en su departamento", cuenta.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, también contestó el llamado telefónico de Marcia y se hizo un espacio en su agenda para recibirla durante una de sus visitas a Chile. El ex ministro estrechó vínculos con Bussi en México, donde ambos vivieron el exilio. Por eso, uno de los recuerdos que Insulza menciona con humor en el documental alude al rigor cotidiano con que la viuda de Allende seguía los acontecimientos políticos chilenos. "Llamaba por teléfono a las siete y media de la mañana y le preguntaba a uno qué opinaba de lo que había salido en la página siete del diario El Día. Uno con fortuna recibía el diario, y si lo recibía, aún no lo había abierto".

-¿Con qué imagen de Hortensia Bussi se encuentra después de conversar con estos personajes?
-Mi abuela siguió el ejemplo del "Chicho" en el sentido de ser un factor de unión. El mismo Ricardo Lagos se refiere a eso cuando recuerda que, a veces (en México), se sentaban en la mesa de la "Tencha" personas que saliendo de ese departamento no se hablaban. Ella trabajaba por la causa chilena en general, sin una especificidad de un sector. Una cosa que me impresionó también de lo que dijo Lagos fue que cuando él tenía dudas sobre cuál camino tomar, si el A o el B, a veces se preguntaba qué haría la "Tencha". ¿Por qué?, porque ella tiene una gran coherencia y una inteligencia de sentido práctico.

-Patricio Aylwin, acérrimo opositor de Allende, recuerda la visita de su abuela a La Moneda cuando él asumió la presidencia como una fuerte señal de apoyo del mundo socialista y agrega que nunca sintió "una expresión de resentimiento" de su parte. ¿Le sorprendió la importancia que le otorga el ex mandatario a Hortensia Bussi ?
-De manera silenciosa, pero efectiva, la "Tencha" vino y apoyó la transición a la democracia. No se cuestionó que hubiese que hacerlo con lápiz y papel. Quizás, si no lo hubiera dicho, se habría transformado en una piedra en el zapato, porque ella era un símbolo. Aportaba con su actitud, con modestia, pero con opiniones muy claras. Por eso el documental retoma esto de que no dudó en que había que reunirse con Aylwin. Cuando las cosas todavía se veían frágiles y aún existían odios cruzados, mi abuela tuvo esa determinación.

-¿Cuál es la influencia que ella tiene para usted en un plano más personal?
-Mi abuela es un símbolo de dignidad. Esa fuerza que tuvo para no derrumbarse, de alguna manera marcó la pauta en mi familia. A diferencia de otras familias de exiliados, la mía tenía que sobreponerse para contribuir. La actitud de la "Tencha" fue: no me van a derrotar. No creo que haya dejado de sentir dolor por la ausencia del "Chicho" o de la "Tati" -Beatriz Allende- o por lo que pasaba en Chile, pero también tenía una disposición a disfrutar de la vida, de los momentos familiares, de conocer las ruinas de México, por ejemplo.

De hecho, la bióloga recuerda que fue su abuela y su madre quienes no le cerraron las puertas para insertarse en la nueva vida en México, tema nada trivial en los primeros años de exilio, "pues los chilenos querían mantenerse en una especie de ghetto, hacer asados y cantar Venceremos todos los fines de semana".

El asedio sobre la nieta

Marcia Tambutti siguió la pauta que marcó Hortensia Bussi en su familia: se adaptó por completo a su nueva vida en el DF. Esto se tradujo en un distanciamiento con su historia familiar, pese a que vino varias veces de visita a Santiago a partir de los 9 años. Era la única integrante del clan Allende que no tenía prohibición de ingresar al país, así que viajaba con cierta frecuencia a visitar a la familia de su padre, el profesor universitario Romilio Tambutti.

En 1989 se radicó en Chile con su madre. Ingresó por cupo extranjero a la Universidad de Chile, donde cursó la carrera de Biología. Tres años después tomaba un avión de vuelta a Ciudad de México porque no se acostumbró a vivir aquí.

-¿Qué pasó durante su primera estadía en Chile?
-Cuando llegué a estudiar, en el primer año de democracia, hice lo posible para que no se supiera mi identidad. Igual la gente se enteró. Tuve profesores que me decían: "Espero mucho más de ti que de los demás". Después supe que habían buscado los papeles para averiguar quién era yo. También me decían: "Queremos que vayas al centro de alumnos", sin que ni siquiera yo supiera lo que era un centro de alumnos. Además, sentí que la universidad en ese momento era muy poco democrática, entonces regresé a estudiar a México. Fui la primera nieta que se fue de Chile, del reencuentro familiar aquí.

Con posterioridad vino para Navidad o a los cumpleaños de su abuela. Nunca para un aniversario del golpe militar. Por esta razón, el 11 de septiembre pasado, cuando apareció en La Moneda junto a la presidenta Bachelet, muchos ignoraban que era nieta del ex mandatario. Era la primera vez que asistía en representación de su familia materna a la misa que se realiza en memoria del ex gobernante. "Te diría que me tocó asistir a La Moneda", dice medio en broma y medio en serio, porque su madre, su hermano mayor Gonzalo y sus primos participaban en ese momento en distintos actos de conmemoración en el extranjero.

Para ella fue significativo que Michelle Bachelet estuviera presente en la ceremonia. "Mientras viví en Chile, entre 1989 y 1992, asistí varias veces a La Moneda para el 11 de septiembre y ocurría que los presidentes siempre partían corriendo a Punta Arenas o a Iquique. La democracia todavía era frágil, y supongo que era difícil rendir un homenaje a Salvador Allende".

-El presidente Lagos fue el primer mandatario en recordar a su abuelo en La Moneda. ¿Qué valor le atribuye al gesto?
-Sí, el presidente Ricardo Lagos también hizo un reconocimiento, pero al final, no desde el principio. Él fue muy determinante para los 30 años (de conmemoración del golpe militar, en 2003). No sólo estuvo en La Moneda sino que abrió Morandé 80. Para los 30 años fue la primera vez que se tocó mucho más abiertamente el tema de Allende, aunque creo que sigue siendo medio tabú.

-¿Ha notado un cambio en la percepción sobre su abuelo en los últimos años?
-No soy la persona más indicada para referirme a esto porque he vivido fuera de Chile. No sé si fue la detención de Pinochet (en Londres) o con motivo de los 30 años. Sí recuerdo que mi abuela contaba que al volver a Chile la gente le decía: ¿usted es ...?, pero no le hacía la pregunta completa. No se atrevían a nombrar a Allende en los primeros años de democracia.

-¿Qué importancia tuvo para usted este último 11 de septiembre en La Moneda?
-Fue significativo porque tiene que ver con una sensación de retorno, una sensación de unión y de cercanía con mi familia, con mi abuelo y con el país.

-¿Fue una forma de asumir que es nieta de Salvador Allende?
-El hecho de venir y de salir en la televisión el 11 de septiembre pasado como una cara de la familia implicaba asumir plenamente "yo soy Marcia Tambutti Allende", con mi segundo apellido. Ese proceso comenzó el día en que decido venir a Chile para hacer una búsqueda personal de mi abuelo. Quizás el tratar de vivir de una manera más libre e independiente fue una de las razones por las cuales tenía una desconexión muy fuerte con el "Chicho". Trataba de dejarlo atrás, a diferencia de lo que ha hecho mi abuela, quien sí tiene la fuerza para llevar esa carga. Ahora me es más fácil asumir que soy nieta de Salvador Allende.

-Su primo Alejandro Fernández, (hijo de Beatriz Allende, dijo en una entrevista a La Tercera que para él era un orgullo ser nieto del ex presidente, pero que, de adulto, eso lo complicaba porque quería que lo reconociesen por sus propios méritos.
-Como he hecho todo mi trabajo profesional en México no tuve ese conflicto, a diferencia de mi primo Alejandro que terminó su carrera en Chile. En un país tan dividido como es Chile a muchas personas les da emoción conocerte, y eso es un orgullo. Por ejemplo, estuve en un encuentro de mujeres donde se hablaba de la pobreza en la Araucanía y, de repente, se levantó una mujer que dijo: "tengo que decirles algo muy importante. Está con nosotros la nieta del presidente Allende. Por favor, démosle un aplauso". Es algo que me desconcertó.

El silencio de Hortensia

-Uno de los golpes más fuertes que ha recibido su abuela, y del que da cuenta el documental sobre su vida, es la noticia de la muerte de su marido. ¿Cómo se entera ella de ese hecho?
-Lo que ocurrió es que mi abuela, cuando comenzó el bombardeo en Tomás Moro, fue rescatada por el chofer. El le dijo: "Tenemos que huir. Si nos quedamos aquí vamos a morir". Entonces, salieron en medio de las llamas, sin tener claro a dónde dirigirse. En el camino decidieron que era bueno ir a la casa de un amigo que no fuera ni muy cercano ni muy "rojo" y que fuese respetado por los militares. Entonces parten a la casa de Felipe Herrera. Como mi abuela se empezó a alterar con las noticias, la mujer de Felipe Herrera apagó la radio para no escucharlas más. Luego, llamaron a la "Tencha" para que se dirigiera al Hospital Militar. Cuando ella escuchó las palabras "Hospital Militar", pensó que mi abuelo estaba herido. Recién al entrar al hospital se enteró porque un soldado le dio el pésame. Entonces se quedó así (hace un gesto de desconcierto). Ella lo quiso ver, pero no la dejaron. Se fueron en silencio.

-¿Cómo ve la relación entre sus abuelos?
-Ella estuvo mucho más presente de lo que, en general, los libros tienen por escrito. Incluso, ella me cuenta que a mucha gente les gustaba verlos juntos. También es un hecho que ella debía mantener la estabilidad de una casa donde había tres niñas, así es que mantuvo un espacio independiente.

-En el documental usted se refiere a lo doloroso que ha sido para ella el suicidio de su hija Beatriz.
-En general para todos los padres que conozco la muerte de un hijo siempre es un tema desequilibrante. Y más aún si es un suicidio. Además la "Tati" era un personaje fuerte de carácter por lo que sé, pues yo tenía cinco años y no recuerdo nada de ella. Al ser también la hija más cercana al "Chicho" hay mucho significado en eso. Es muy fuerte que se haya suicidado, muy fuerte. Si piensas en lo que le tocó a mi abuela... No sólo es su esposo, también es su hija, más tarde su cuñada que también se suicida en Cuba. Eran muchas muertes, además sabiendo de las muertes de amigos cercanos, de colaboradores de mi abuelo o gente que era torturada. Una época cargada de dolor, demasiado. Esas puertas al dolor no es algo que quiera estar abriendo todo el tiempo.

-¿Qué le sucede a la familia con todo eso?
- Era tanto el dolor que se dejó de hablar de él. Se hablaba poco de esos temas. Estas son reflexiones que vienen de hace un tiempo atrás y que tienen que ver con mi exploración actual.

-¿Ha conversado con su abuela sobre estos hechos?
-Ella nunca habla de esos temas. De la "Tencha" nunca vas a oír temas de odiosidad. Uno sabe por sus silencios de sus dolores. Al no querer referirse a ellos tú te das cuenta de que hay heridas. Pero mi abuela no está en la vida para quejarse. Está para construir. Eso ha marcado su carácter.

-¿Cómo fue el día en que vió el documental?
-Yo no estaba en Chile. Supe que se emocionó mucho. Que incluso lloró. A ella no le dijimos que estábamos haciendo el documental hasta cinco días antes. Su colaboración ha sido muy natural. Nunca ha buscado reconocimiento, entonces, no le quisimos decir para no inquietarla. Cuando fue la presidenta Bachelet ella le dijo "yo la vengo a ver señora "Tencha", porque usted representa a una mujer admirable". Eso le dio muchísisima emoción.

-¿Cómo está ella en la actualidad?
-Tiene una vida mucho más tranquila. Con estos 93 años tan intensamente vividos y con los problemas de salud -la tuberculosis, hace tres años se rompió la cadera- ya no sale de la casa.

-¿Por qué ha sido importante para usted reencontrarse con la historia de la familia Allende?
-Creo que revisando los dolores, uno comprende mejor su historia y está mejor preparado para asumir o cambiar lo que viene. Es como una cosa psicoanalítica si tu quieres. Cuando te miras hacia adentro siempre vas a poder afrontar las riendas de tu vida de mejor manera.


Agencias Claudia Farfán M. Maglio Pérez QP LT AIP JPMM

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8 comentarios:

Unknown dijo...

No entiendo, por que después de tantos años, solo ahora se siente orgullosa de su apellido.. solo creo que es una más que quiere sacar dinero de la imagen de un hombre importante para los sentimientos del pueblo chileno...
No le creo nada a esta mujer...

jetb dijo...

A mí me queda muy claro. El orgullo familiar está, pero también hay heridas que hubo que dejar sanar. Y la tremenda firmeza de querer hacer su propia vida. Si desde antes hubiera desplegado el apellido, la criticarían por medrar desde siempre con la memoria y la fama de sus ancestros. Además no veo dónde hay dinero de por medio en esto. Creo que debes leer con más cuidado y menos prejuicio, querida Angélica. Verás que hubo un proceso complejo y saludable para llegar a este momento. Para construir un Chile diferente hay que romper con la rigidez y el resentimiento, tomando ejemplos como los de Marcia y la Tencha, que mucho tendrían que cobrarle a la historia--y en cambio trabajan por la unión y la reconciliación. Salud por eso!

BiosUnam dijo...

El contenido de la entrevista es muy bueno. Conocí a Marcia desde la Universidad y después en el trabajo. Siempre se ha sentido orgullosa de su país y su familia. Lo que comenta Angélica no es del todo preciso.

Antigona dijo...

Yo tambien conoci a Marcia en la universidad. ME acuerdo que la lleve a un centro de oftalmologia en la ciudad de mexico para que la operaran de miopia. Tambien me acuerdo que fue ella la que en alguna ocacion menciono su parentezcon con Allende, no es que nadie lo sabia, ella misma lo comentaba. Cuando quise hablar con ella de esa parte de la historia solo dijo que a su abuela no le gustaba hablar de eso y nunca menciono nada mas. Nunca se mostro simpatizante de ninguna causa social en MExico y parecia mas una chica burguesa, disfrutando del buen trato que los mexicanos le daban por ser 'blanca'. Coincido con Angelica, pareciera que es una falsedad lo que ahora hace y dice. PEro, la gente cambia, que no?

Jaime dijo...

Yo conocí a Marcia en Chile cuando estuvo un par de años en el verano de 1989 y me pareció una chica encantadora y para nada resentida, eso habla muy bien de su familia y entorno, creció sin odios ni rencores lo que le permitió ser una niña alegre, es mas ella me dió clases de baile de rancheras que se tocan mucho en el campo. Soy un orgulloso de haberla conocido igual que su hermano Sebastian (Chueco Merelo) en honor a un jugador de futbol de un equipo llamado Cobreloa.. que bonitos recuerdos tengo de ambos.
atte,
Mundo.

Guillermo A. dijo...

Entiendo perfectamente lo que ella describe...y siento que es un amor gigantesco que siente por su País...y si bien es difícil enfrentar una sociedad que se dividió y que en estos últimos años emos podido enfrentar y entender que lo que paso en el año 73, no solo fue un crimen a una familia, corriente idiológica, sueño de un conglomerado político, sino un crimen al País... hoy a una generación del golpe se empieza a escribir una nueva historia, donde los ciudadanos son capaces de ver el daño provocado a una sociedad completa. Ahora nuevamente se abrirán y para siempre las puertas de la Moneda

Marco dijo...

Antigona
Independientemente del contenido de tu comentario podrias tratar de mostrar un poco mas tu nivel universitario poniendo mas atención a tu ortografia. Es verdaderamente triste y vergonzoso que una persona universitaria tenga ese nivel de redaccion!!!!

Sergio dijo...

A veces no es necesario conocer por mucho tiempo a una persona para darse cuenta de su calidad humana. Soy un allendista de toda la vida y lo digo con orgullo porque adhiero a los nobles ideales que inspiraron la vida de Salvador Allende. El 11 de septiembre de 2013 tuve la ocasión de conocer a Marcia Tambutti en el mausoleo del presidente mártir. Fui a rendir mi humilde pero sentido homenaje a Salvador Allende. Tenía un discurso que había escrito en una libreta de notas y estaba dubitativo pues no sabía si dejarlo allí o leerlo. Algo tiene que haber percibido ella porque se me acercó y yo le hice presente mi duda. Entonces me dijo que podía hacer las dos cosas. Yo no sabía quién era, le pregunté su nombre y me dijo que era la nieta de Allende. Ese momento bastó para darme cuenta de que se trataba de una persona de una gran calidad humana y muy sensible. Ahora al leer la presente entrevista pude saber algo más. Es evidente que se operó un cambio en su vida-todos cambiamos- y ese cambio dice relación con la búsqueda de sus raíces, la historia familiar que es también la historia personal. Se trata de la nieta de uno de los hombres más grandes no sólo de Chile sino de la historia universal. Por supuesto que tiene que sentir orgullo y a esto agreguémosle el dolor de una familia golpeada por la tragedia. Por favor, estimada Angélica, ¿qué interés puede tener esta noble mujer sino es reencontrarse con su familia, su historia y su propia identidad? Yo sí le creo.