domingo, 27 de enero de 2008

CHILE...CRIMINALES FORMAN PARTE DEL ALTO MANDO DEL EJÉRCITO CHILENO

Gonzalo Santelices, jefe de la guarnición militar de Santiago. El entonces joven oficial sacó en 1973 a 14 prisioneros desde la cárcel de Antofagasta, amarrados y con la vista vendada, y los condujo en camión a la pampa, donde la comitiva de Arellano los masacró.

El secuestro de los 14 prisioneros políticos desde la cárcel de Antofagasta, amarrados y con la vista vendada, quedó registrado en el Libro de Novedades de la Guardia Armada de Gendarmería. La anotación fue escrita a las 23:30 horas del 18 de octubre de 1973, a partir del decimotercer renglón de la página 290. Fue la noche de la masacre de la Caravana de la Muerte en esa ciudad.


Dos jóvenes oficiales de la Escuela de Blindados de Antofagasta ordenaron a sus subalternos subir a los detenidos a los dos camiones. Los nombres de ambos oficiales quedaron inscritos en el libro, porque Gendarmería exigió que firmaran el cuaderno para dejar constancia del retiro: "Firman los tenientes Gonzalo Santelices Cuevas y Pablo Martínez Latorre".


Los camiones fueron puestos a disposición del "Lobo" Sergio Arellano, el jefe de la Caravana, por el comandante de Santelices y Martínez en el Blindados, coronel Adrián Ortiz Gutmann. Dos horas después, los 14 secuestrados sacados de la cárcel con la excusa de que serían conducidos a un consejo de guerra que nunca se realizó fueron despedazados a tiros y a punta de corvo en la quebrada del Way.


Hoy, Santelices, recientemente ascendido a general de división, es el comandante de la Guarnición del Ejército de la Región Metropolitana. Martínez Latorre no forma parte del alto mando del Ejército y se desconoce si se encuentra activo o en retiro.


El contenido del Libro de Novedades de la Guardia relativo a la entrega de los prisioneros a los dos oficiales quedó incorporado en un informe del Juzgado del Crimen de Antofagasta de fecha 5 de febrero de 1986, cuyo juez titular se constituyó en la cárcel para realizar "una inspección ocular" al libro donde consta el ingreso y retiro de los 14 detenidos.


Entre ellos estaban Eugenio Ruiz-Tagle Orrego, militante del MAPU y pariente del ex Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y el gerente general de la filial norte de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) y jefe del Partido Socialista de Antofagasta, Mario Silva Iriarte.


El informe judicial está agregado al proceso Caravana que instruyó el juez Juan Guzmán y que actualmente conoce el ministro Víctor Montiglio. Meticulosamente, el libro consignó incluso las patentes de los camiones: BFU-77 y EI-412.


El abogado querellante en esta causa, Hugo Gutiérrez, sostiene: "Hemos quedado estupefactos al constatar que este señor Santelices es hoy un general de la República en servicio activo, habiendo secuestrado, amarrados y con la vista vendada, a los 14 prisioneros que más tarde asesinó la Caravana de la Muerte junto con oficiales locales de Antofagasta que también tomaron parte en la masacre. Por ello, pediremos el procesamiento del general Santelices, porque ya fue procesado el general (R) Ortiz Gutmann, por poner a disposición de Arellano los camiones militares".


En la pampa


Testigo del secuestro aquella noche de los 14 detenidos fue el entonces cabo de Gendarmería Luis González Pacheco. "Los formaron al lado de los camiones y uno que mandaba comenzó a pasar lista. Después dijo: ¡Ya, arriba con ellos! . Los militares los tiraron al camión como sacos de papas. Los detenidos estaban asustados y algunos preguntaban: ¿Dónde me llevan? ¿Qué me van a hacer? ". Fue su relato inscrito en el proceso.


Es el mismo general Santelices quien cuenta el epílogo en una de sus declaraciones judiciales. Relata que salieron de Antofagasta en los camiones y se internaron en la pampa. Se detuvieron y esperaron hasta que llegó el escuadrón de la muerte de Arellano. Con éste viajaba Ortiz Gutmann, quien ordenó a Santelices y Martínez que bajaran a los detenidos.


"Los formamos en línea frente a los camiones, que tenían las luces encendidas. Vi que estaba Fernández Larios. Enseguida se sintieron miles de disparos", declara Santelices. Recogieron los cadáveres masacrados, los cargaron en los mismos camiones. "Los llevamos a la morgue, donde nos estaban esperando", afirma el mismo general.


Fue el espectáculo horroroso que el general Joaquín Lagos Osorio contó antes de morir al juez Juan Guzmán. "Estaban irreconocibles, masacrados". Lagos era el comandante de la división y fue quien se enfrentó a gritos con Arellano, "por este crimen a mi espalda". Horas después se atrevió a enfrentar al mismo dictador Pinochet en el aeródromo de Antofagasta. "¡Tú lo ordenaste!", le gruñó.


¿Obediencia debida?


La situación del general Santelices, quien declara en el proceso "yo era sólo un subteniente egresado en 1973", reabre la discusión. ¿Responden penalmente los jóvenes oficiales que obedecieron órdenes? Y si no es así, ¿ética y moralmente deben seguir en las filas del Ejército, y más aún en el alto mando, oficiales que participaron de cualquier forma en crímenes de lesa humanidad?


Para el abogado querellante Eduardo Contreras, el general Santelices "es al menos cómplice o encubridor y debe ser procesado, porque el principio de la obediencia debida ha sido ya hace mucho tiempo desechado en este tipo de delitos".


Y agrega que si un juez estimase que no tiene responsabilidad criminal, "por ética y moral, no puede estar donde está. En este tipo de crímenes no puede regir el principio de inocencia que se ha invocado respecto del caso de estos generales, hasta que no sean procesados y condenados por un juez. Eso es algo que daña la imagen de las Fuerzas Armadas y ofende a la sociedad y la memoria de las víctimas y sus familias".


Agencias LN AIP JPMM
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