domingo, 28 de marzo de 2010

CHILE...UN DISCURSO RENTABLE PARA EL PODER

¿Qué se pretende con esta campaña en contra de Cuba? Obtener lo que nunca han conseguido en la ONU: sancionarla. Para ello, pautean a los fieles para obtener sanciones en sus respectivos Estados.


La preocupación por el debido respeto de los derechos humanos en cualquier parte del mundo es indudablemente compartida. También la necesidad imperiosa de que el sistema internacional de protección de los derechos fundamentales sea eficaz en el amparo de las personas.


Pero no deja de ser llamativo, si no preocupante, que un país bombardée a otro o que inicie una guerra de agresión en contra de otros, y lo haga en defensa de los derechos humanos y la democracia. El poder hegemónico internacional aprendió, hace tiempo, que la retórica de los derechos humanos es rentable. Ahora, un Estado puede ejecutar extrajudicialmente, hacer desaparecer y torturar personas en nombre de los derechos humanos. Toda la maldad queda disfrazada.


Hoy se inicia una campaña internacional en contra de la República de Cuba. El discurso es el mismo: la defensa de la democracia y los derechos humanos. La Ley de Democracia Cubana, llamada Ley Torricelli, contrario a lo que se pueda pensar, no es una ley promulgada por el gobierno de la isla, sino por EEUU. Es algo parecido a que nuestro país dictara una ley sobre la democracia en Argentina. ¿Sería correcto?


Pues bien, esa Ley Torricelli se dicta en Washington porque Cuba se niega a dar pasos hacia "la democratización y el respeto de los derechos humanos". Por su parte, la llamada Ley Helms-Burton de 1996, conocida como ley de la libertad cubana y solidaridad democrática, cuyos promotores, el senador republicano por Carolina del Norte, Jesse Helms, y el representante demócrata por Illinois, Dan Burton -comprometidos con sectores conservadores y ultraderechistas tanto estadounidenses como cubanoamericanos-, tiene una pretensión de extraterritorialidad insólita. Ello, pues castiga a las empresas que no son norteamericanas por el sólo hecho de mantener relaciones económicas, comerciales y financieras con la República de Cuba. Es una legislación-sanción que dicta Estados Unidos en pro de los derechos humanos. Simplemente inaudito.


¿Qué se pretende con esta nueva campaña internacional en contra de la República de Cuba? Obtener lo que nunca en las Naciones Unidas han conseguido: sancionarla, y para ello orientan y pautean a sus fieles seguidores para que consigan las sanciones en sus respectivos Estados.


Sancionar a la Republica de Cuba es la consigna. Pero me pregunto si no será sanción suficiente el embargo que EEUU tiene sobre la isla desde el año 1962 -hace 48 años- y que impide, entre otras cosas, la llegada de medicamentos a esa nación. Es un embargo decretado unilateralmente, ajeno al derecho internacional y que incluso impone sanciones por cooperar con la República de Cuba.


Las penas por no acatar el embargo impuesto por Washington son de hasta 10 años de presidio y las multas pueden llegar hasta un millón de dólares.


Este embargo decretado criminalmente por EEUU en contra de los cubanos ha sido rechazado, constantemente, en los últimos 18 años por las Naciones Unidas. El 2009, la Asamblea General del organismo internacional rechazó el embargo norteamericano por 187 votos en contra de tres. ¿Quiénes fueron estos tres Estados? EEUU, Israel y Palaos. Y son estos tres países los que se atreven a dar cátedra de derechos humanos a la comunidad internacional. Pero más dramático aun, declaran la guerra en pro de los derechos humanos. El discurso de los derechos fundamentales es arrebatado a los sufrientes y se los adjudican los que históricamente los han violado.


Agencias Prensa LT AIP JPMM

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